miércoles, 7 de noviembre de 2007

Autobiografía imaginaria de un don Nadie

¡Hola! Ahora intentaré presentarme...

Me llamo Don Nadie y no me acuerdo de como se llama el pueblo donde pasé mis largos y aburridos días en el anonimato. Supongo que tengo padre, pero nunca lo he conocido.
Mi infancia la pasé viviendo en una pequeña casa con mi madre, la señora Quien Sabe. Sólo la conocía la vecina de la casa de al lado, que nos iba a comprar comida, pero nunca habían mantenido una relación muy estrecha que digamos.

Cuando iba al colegio no hablaba con ninguna persona y cuando hacía exámenes nunca me los devolvían porque decían que no los encontraban. Las notas siempre eran las mismas... no pasaba de cinco. Cuando sonaba el timbre para ir al patio yo nunca salía, me quedaba en clase leyendo libros de los que no me acuerdo. Nunca hablaba. Nunca me preguntaban.

Pasaron los años y una vez entrada en mi etapa adolescente, nada cambiaba.
Nunca tuve novia, ya que no había hablado con ninguna mujer de mi edad y tampoco se me acercaban. Por las noches salía pero nunca hacía nada malo y no bebía alcohol. Aunque es muy extraño, nunca me había peleado con mi madre.

Pasada esta etapa, todo continuaba igual.
Me puse a trabajar en una empresa que producía cosas, de las cuáles nunca he sabido que eran. El jefe que tenía, llamado Armando Fuego, nunca me había ascendido y de hecho, nunca habíamos hablado. Conocí a muchas mujeres pero nunca llegué a establecer una conversación seria y formal fuera del ámbito laboral.
Estuve trabajando durante 47 años en esa empresa sin recibir nunca una triste paga extra hasta que me jubilé.

Una vez jubilado, me pasaba los días cultivando plantas en el jardín de mi casa solitaria (por aquél entonces mi madre ya había fallecido). Cada vez me aburría más hasta que decidí dar por finalizada mi estancia en este mundo. No tenía ni remota idea de como hacerlo, así que decidí dejar abierto el gas toda la noche y....


Ahora no sé donde estoy, pero sí sé que ya no vivo en el anonimato de un enorme vecindario, estoy en otro mundo, donde sólo existe el tiempo y yo.

2 comentarios:

Teresa dijo...

Úrsula:
No es justo que precisamente tú que comentas las redacciones de todos no tengas comentarios a la tuya.
Mi comentario procurará resarcirte de tal injusticia aunque me temo que no será tan elogioso como podría parecer que merece tu trabajo. La razón es el plagio (eso sí, algo más disimulado que el descarado de Güell) que haces de Quim Portet. Tú no necesitas tomar ideas de los otros para escribir buenas redacciones y en todo caso, podías haber seguido tu redacción a partir de su final o tomar sólo alguna parte de su trabajo para derivar hacia una historia diferente. En vez de esto, te limitas a utilizar prácticamente la misma historia con palabras diferentes.
¡En fin, espero que otro día explotes tu propia imaginación, que la tienes! (Y si no, no hay más que ver tus comentarios, XD, que parecen trabalenguas. Sigue con ellos que alegran la vista, pero no olvides escribirlos en castellano)

...UrSu* dijo...

¡¡¡tereeee!!!

Yo solo miré la otra redacción para tener una ligera idea... ¡¡¡pero la historia no es la misma eee!!!


¿Cómo que parecen trabalenguas??
jejej

¡¡¡Dan vida al blog!!!