martes, 14 de diciembre de 2010

HISTORIA DE AMOR

Todo empezó el verano pasado, en las fiestas de mi pueblo, y desde entonces sigo a su lado.
En el momento en que hablamos por primera vez no me podía imaginar que se fuese a convertir en una persona tan especial i esencial para mi, ni yo ni ninguno de mis amigos.
Nos conocimos en una fiesta, sus amigos se juntaban bastante con mis amigos y gracias a ellos nos conocimos. Desde ese día empezamos a hablar bastante y a confiar el uno en el otro. Empecé a sentir algo por el un tiempo después de conocerle, no lo veía solo como un amigo, sino como algo más, pero dudaba mucho que el sintiese lo mismo que yo, así que seguí igual que siempre con él. Lo último que yo quería era poner en peligro nuestra amistad. Un día hablando me contó que estaba empezando a sentir algo especial por una chica, yo al ver eso me entristeció muchísimo, porque cada vez me gustaba más y no podía soportar la idea de que él estuviese con otra. Me contó que era amiga suya, y que le daba miedo dar el paso porque si salia mal su amistad se podría perder. Después de contarme eso me pasé toda la noche sin poder dormir, pensando en lo que me había contado. Finalmente llegue a la conclusión de que yo no podría llegar nunca a estar con él, porque le gustaba otra y a mi solamente me veía como una simple amiga, así que decidí ayudarle con esa chica, aunque a mi eso me hiciese daño por dentro pero si esto era lo que él quería y le hacia feliz yo no era nadie para impedirlo. Él me pidió consejo de como decírselo a esa chica, no sabía como hacerlo. Le dije que el próximo sábado eran las fiestas de mi pueblo y que podía aprovechar este día para decírselo, que se la llevase a un sitio apartado de la gente, donde estuviesen ellos dos solos y que le confesara todo lo que sentía por ella.
Ese sábado yo estaba muy triste, veía que lo perdería para siempre que se iría con la otra, por eso no quería salir pero finalmente mis amigas me convencieron. Salí e intente pasármelo bien con todos mis amigos, incluido él. Al cabo de un rato me cogió i me llevo lejos de todos, primero me pregunto que me pasaba porque me veía muy triste. Después me dijo que era yo la chica de la que me hablaba y que desde hacía tiempo que sentía algo especial por mi. No me pude aguantar la emoción que sentí en ese momento y le di un beso.
Ese fue el primer beso que nos dimos, pero no el último porque pienso seguir siempre a su lado, nada ni nadie nos separaran.

JUDITH C.

Mi Diosa del Amor

Nunca supe el verdadero nombre de aquella mujer con ojos azules, piel albina y una gran melena rubia. Vestía un vestido blanco, un hermoso vestido blanco, que cuyos ojos miraran tal prenda se enamoraban al instante. En cuanto supe ese detalle, la apodé: “Mi Diosa del Amor”.
Un frío día de diciembre caminaba por las calles heladas de Wreiston, mi pueblo natal. Las vacaciones de Navidad habían comenzado y todo estaba ya adornado para la llegada de las fiestas. Estaba empezando a nevar, todo era muy bonito, de película. Poco a poco la nieve iba cuajando y los pasos se hacían más lentos, no sabía si llegaría a tiempo a la cena. Nos teníamos que reunir todos en la casa de mi tía abuela Jessy, pero ninguno de ellos sabía que no asistiría a tal celebración. Mi Diosa del Amor apareció delante de mí a centímetros de mi gélido cuerpo. Ella no hablaba, o yo no era consciente de lo que decía, me miró con sus penetrantes ojos y no pude resistirme a la tentación de besarla. Cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse ella habló:
- No me beses hermoso hombre, tu familia puede morir, están en peligro, vuestra casa no es segura, caerá.
Yo la seguía mirando, era imposible aguantar. Oí perfectamente lo que dijo y quería ir a avisarles pero no podía, mis pies no reaccionaban, el paisaje desapareció de mi vista y sólo se la veía a ella.
Como si un acto involuntario hiciera la besé de nuevo.
- Avísales o morirán, yo te tenía que avisar, no caigas a mi tentación.
No escuchaba lo que decía, no lo oía, la besé de nuevo. Como si cada beso tuviera que ser el último, quizás porque sí que lo sería.
Pasaban segundos, minutos, horas, y yo seguía allí, observándola, con cara de tontaina. Me decía a mi mismo es un sueño, tranquilo, la familia está bien, pero en el fondo de mi corazón sabía que no lo era aunque yo no lo aceptara. Ella me había devuelto la vida, sin ella no hubiera podido continuar con mi triste vida, mi monótona vida, ella la había cambiado; ahora me sentía fuerte, con ganas de seguir adelante, de crear una familia, tenía ganas de ser feliz.
La Diosa del Amor no hacía más que repetir ves, por favor, pero cada palabra que decía era como un impulso más a mantenerme cerca de ella cuando vio que era inútil cesó, ya no podía gritar más que me fuera, pues ella también quería mantenerse a mi lado. Era una imagen perfecta, quería verla cada día al despertar. Cerré los ojos un instante para que su imagen quedara gravada en mi interior, ella se desvaneció tras una última lágrima, yo había conseguido descubrir la realidad.
Estaba en medio de la calle, lleno de nieve por todos los lados y muy, muy frío, pero por encima de todo estaba mi amor, mi amor por mi familia y por la Diosa del Amor. Saqué fuerzas y continué mi camino a toda velocidad hasta la casa. Estaban todos esperándome, pero llegué a tiempo, los avisé y tras un montón de quejas salieron de la estructura. Esta cayó justo un segundo exacto después de la salida del último miembro de nuestra familia. La Diosa nos había salvado.
Aquella pequeña historia de amor me cambió la vida, y ahora, que ya tengo dos hijos, una mujer que me quiere y un perro, la sigo viendo, a aquella mujer que sonríe mientras una lágrima de alegría o de pena me mira.



EL AMOR CRUZA LA PUERTA

Miércoles, un día cómo cualquier otro, sin nada de especial, rutinario, en medio de aquella semana antes de Navidad en la que nadie tiene ganas de hacer nada. En las cabezas sólo se pasea una idea, un deseo: Navidad.
Llego a casa y subo corriendo las escaleras, tiro la mochila de cualquier modo, me pongo una cinta en el pelo (para que no me salgan granos en la cara) i bajo al comedor a mirar mi serie favorita mientras me como ese croissant que me he comprado a la pastelería de al lado. Silencio, la casa entera para mi sola, tranquilidad, independencia. El ruido de unas llaves abriendo la puerta rompe todas aquellas buenas sensaciones. Mi madre, pero con quién viene?
-Carla?
-Si mamá, estoy aquí
-Hola hija. Mira este es mi nuevo compañero, Mateo. Del que te hablé ayer por la noche
Si, esto mi madre me lo había contado, yo había estado contenta por ella. Desde que lo habían dejado con mi padre que no había levantado la cabeza. Y además aquel tal Mateo no estaba nada mal, debía ser un poco más joven. Mi imprevisto fue la figura de detrás suyo, un chico joven, probablemente unos dos años mayor que yo. Guapo, con un posado tímido y lo mejor de todo, estaba buenísimo.
-Sí, encantada Mateo. Todo bien?
-Muy bien, ya tenía ganas de conocerte. Mira este es mi hijo, Julio
-Hola Julio
-Ei
-Es un poco tímido pero tranquila que cuando os vayáis conociendo mejor, el chico cambia radicalmente
Entonces yo ya no escuchaba sus palabras, ni las de Mateo ni las de mamá, solo observaba a Julio, sin querer a causa de un tipo de fuerza de atracción que no me dejaba parar de mirarle.
Pasó aquella horrible semana y si, por fin éramos viernes. Adiós colegio! Hola vacaciones, no sabes las ganas que tenía de que llegara este momento. Mi madre me vino a buscar en el colegio en coche, y con las maletas en el maletero. Nos íbamos a Paris, me dijo. Con Mateo y su hijo, aquel hijo a quién no había vuelto a ver des del día en que lo conocí.
París, luces, edificios. Un mundo totalmente diferente, precioso. Una cena en un restaurante carísimo, al que nos invito Mateo, dejándose allí el aumento de sueldo de Navidades. Llegamos el hotel, teníamos dos habitaciones de matrimonio reservadas. Los padres tenían intención de dormir cada uno con su respectivo hijo pero tanto yo como Julio les dijimos que no había problema, que podían dormir juntos tranquilamente. La cara de mamá se iluminó así como la de Mateo. Una noche solos, en un hotel de París, la ciudad del amor.
Julio y yo entramos a la habitación. Nos pusimos el pijama y nos lavamos los dientes, todo sin decir ni una palabra. El corazón me latía descompasado, traidor, no me podía creer que dormiría en la misma cama que él. Encendimos la tele pero ni él ni yo entendíamos nada de francés. Entonces empezamos a hablar, de pocas cosas. Cada vez se le iba pasando más la vergüenza, incluso empezó a reír, y a mi cada vez me atraía más aquella sonrisa. Las tres de la mañana, seguíamos charlando. Entonces llegó el momento clave. Nos quedamos callados de golpe solo mirándonos con ojos brillantes. Aquel fue nuestro primer beso. Paris, habitación de un hotel con vistas a las luces de la calle. Y los besos siguieron, en medio de sonrisas y palabras tiernas. Besos dulces, apasionados, besos robados que se convertirían en una bonita y larga historia de amor

CLÀUDIA BOCHACA SABARICH!

lunes, 13 de diciembre de 2010

HISTORIA DE AMOR

Un Paseo Por el Parque

Era una tarde de otoño. Estaba sentado en mi cama mirando por la ventana, miraba el edificio de enfrente. Ella vivía allí. Estaba sentada en su escritorio haciendo sus deberes. Cuando éramos pequeños éramos muy amigos, nuestras familias siempre salían juntas y muchos fines de semana íbamos de excursión. Pero al crecer nos fuimos separando. Aun recuerdo cuando hablábamos por la ventana. Su ventana está justo frente la mía. Cuando teníamos algún problema nos los contábamos por ahí, y si hacía falta íbamos uno a la casa del otro. Hasta que empezó a salir con Mateo. Mateo era el tipo duro del colegio, un chico, que supongo que era atractivo, porque a todas las chicas les gustaba. Siempre me fijaba en como la trataba, siempre gritando. Ella no se merecía eso.
La miraba cada tarde, des de mi cama, con la esperanza de que girara la cabeza y me saludará o abriera la ventana y me hablará.
Una tarde salí y me fui al parque. Mi lugar preferido. Un sitio tranquilo, para pensar, fuera de la civilización. Me llevé un libro y me senté en un banco, cerca del estanque. De pronto se oyó un grito. Dudé un poco pero decidí ir a ver que estaba pasando. Me acerqué sin hacer ruido, no sabía que me iba a encontrar. Fue entonces cuando lo vi. Era ella, estaba en el suelo y él la estaba cogiendo por el brazo. Estaba llorando. No me lo pensé, me lancé hacia él y lo separé de ella. Le dije que la dejara en paz y que no se le acercará más. Nos peleamos hasta que le conseguí tirar al suelo y con muy mala cara se fue. Al ver que se había ido me giré hacia Rosa y le ayudé a levantarse. Me dio las gracias muchas veces y mi respuesta fue, a todas ellas: no hay de qué!
Después de esa pelea, me sentía como un caballero que había ganado su trofeo, estaba un poco nervioso. Volvimos a casa hablando de nuestra infancia y de todas las aventuras pasadas. Nos hicimos buenos amigos, como antes. En una ocasión recordamos cuando hablamos por la ventana y lo volvimos a hacer. Cuando queríamos hablar lo hacíamos por ahí. Algunas tardes quedábamos para ir a pasear. Una tarde fuimos al parque. Y nos sentamos en el mismo banco des de donde oí aquella tarde su grito. Nos sentamos y hablamos, hasta que de pronto se me acercó y me besó. Mi corazón no podía resistir pensaba que me saldría del pecho. Se aceleró como nunca y mis sueños empezaron a tomar color delante de mí. Justo después le contesté:
- Te quiero!
Y ella me contestó con otro beso.

MARTA OLIVA ALBERT

HISTORIA DE AMOR

Era mediados de primavera. Uno de esos días que te alegran la mañana. Como cada día hice mi rutina diaria, correr durante una hora, desayunar, vestirme y salir a trabajar. Esos días tan agradables no eran muy frecuentes,
y había que aprovecharlos al máximo. Mientras iba en el autobús, iba pensando en mis musarañas, en mis cosas. Pensaba en mi primer beso, en mi primer novio. No se porque me daba por pensar en esas cosas, nunca lo hago. También pensaba en mis padres que después de 50 años aun seguían casados y enamorados. Nadie pensaba que iban a durar tanto, ni siquiera que iban a acabar juntos, porque de niños no se podían ni ver, eran enemigos íntimos. Competían por cualquier cosa. Por muy insignificante que fuera, ellos iban a la carga. Una vez sus padres, que eran muy amigos, organizaron una acampada. A ellos le horrorizaba la idea de tener que dormir juntos en la misma tienda. Aunque les seducía más ir de acampada al aire libre. Se lo pasaron en grande, pero cuando llegó la noche y con ella la hora de dormir …
Mi padre ideo un plan, mas bien una broma para mi madre. Consistía en buscar unas lombrices y introducirlas en la colcha de dormir de mi madre. Él sabia que ella le tenia pavor, por eso lo hizo, solo que no llegó a imaginarse lo que pasaría después. Introdujo las lombrices dentro del saco de ella, cuando se metió dentro sintió algo que se movía, pero no sabia que era, así que decidió investigar, al levantar la colcha las vio retorciéndose. Al darse cuenta de lo que era, dio un respingo y rodó, cayendo sobre él. Mi padre la aparto enseguida y ella lo miró, viendo así que se reía. Al amanecer no quiso hablarle nunca más, y así lo hizo. Volvieron de la acampada y todavía no le hablaba. Pasaron los años y seguía sin hablarle. Él se sentía muy extraño y muy mal y no sabia porque. Un día, ya tenían unos 15 años y había llegado el baile de fin de curso. Mientras él pensaba porque se sentía así, miró por la ventana y la vio caminando al lado de un chico, sonriendo, muy feliz. En ese momento, sintió un calor que le quemaba por dentro no sabia que era. Estaba frustrado e impotente. Quería bajar y darle una paliza a ese chico. Se dio cuenta. Sí, eran celos, celos de ese chico. Se dio cuenta de que estaba enamora, pero no desde ahora sino desde siempre. Cuando la conoció, la primera vez que la miró y le hacia bromas porque le gustaba no porque la odiara ni mucho menos. Al darse cuenta de ello, no lo dudó ni un segundo, no quería perder más tiempo. Iba a pedirle que fuera con él al baile. Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Se pasó toda la noche pensando que le diría, como lo diría, donde se lo diría. No pudo dormir bien.
Al amanecer tomo coraje e inhaló aire. Se lavó los dientes, se vistió y bajó las escaleras hacia la casa de su enamorada. Cuando llegó a la puerta le temblaban las manos, y sudaba un montón, pero tocó la puerta y le abrieron. Comenzó a tartadear sin salirle las palabras. Se armó de coraje y le dijo:
- Ana, ya se que no … que no me quieres ver ni en pintura pero … pero me he dado cuenta de que … de que..
- ¿ Quieres decirme de una vez que quieres? No tengo todo el día.
- Humm … quería saber si … si querrías …
- Venga Emmet, suéltalo ya.
Hizo un largo suspiro y volvió a comenzar:
- Quería saber si querrías venir con migo al baile, pero si no quieres ir o ya tienes pareja no importa …
Ella le mira furiosa y extrañada. Él pensó que le diría que no pero después de unos segundos le dijo:
Porque demonios as esperado tanto para decírmelo, ¿hasta que me salgan canas?
Algo les pasó, no sabían qué pero, se miraron, sonrieron y se dieron un beso. De esos que sabes que nunca vas a olvidar en tu vida. Era el primero de los muchos otros que vendrían a continuación.

G. Yinaris G. Feliz

martes, 16 de noviembre de 2010

Debate sobre la inmigración en España





Aquí tienes una página donde puedes ampliar la información sobre el tema al tiempo que te preparas para hacer el debate.

http://sauce.pntic.mec.es/jotero/Ejercicios/opinas/4opinalilega.htm

miércoles, 10 de noviembre de 2010

DIARIO DE UNA ESTUDIANTE

Lunes, 14 de octubre:
Estoy harta de los exámenes. Me he pasado todo el fin de semana estudiando, sin poder salir por la noche. El sábado todos los de mi grupo fueron a la discoteca. Se lo pasaron muy bien como pude comprobar después en el facebook, colgaron todas las fotos. Mientras ellos conocían un montón de gente yo estaba encerrada en casa estudiando para el examen de matemáticas de hoy, que por cierto, no se porqué estudie tanto, no me ha servido de mucho, el examen me ha ido bastante mal. El miércoles nos dan la nota. Si suspendo este examen me suspenden la preavaluación.
Voy a estudiar sociales, porque mañana tengo un examen de la guerra civil española. La historia se me da bastante bien, aunque no me gusta mucho este tema.

Martes, 15 de octubre:
Hoy he tenido el examen de sociales, creo que me ha ido bien, pero no estoy muy segura. Antes del examen he discutido con Dani, esto no me ha ayudado mucho a la hora de hacer el examen. Pero en este momento no me importa el examen, lo único que me importa en estos momentos es hablar con Dani y pedirle perdón. Llevamos juntos casi ocho meses y no quiero echarlo todo a perder por una simple discusión sin importancia. Lo quiero muchísimo y necesito tenerle a mi lado para estar bien.

Miércoles, 16 de octubre:
Hoy nos han dado la nota de matemáticas. ¡No he suspendido! Estoy muy orgullosa de mi nota. He sacado un seis. Después de todo, me sirvió de algo el fin de semana encerrada en casa sin salir de fiesta. Todos mis otros amigos que salieron de fiesta han suspendido.
Aún no he podido hablar con Dani. Le he enviado un mensaje al móvil para quedar i arreglar las cosas, pero no me lo ha contestado.
No me puedo concentrar en los exámenes estando mal con Dani.

Jueves, 17 de octubre:
Le he enviado cinco mensajes, le he llamado cuatro veces al móvil, pero lo tiene apagado. ¡Me estoy empezando a preocupar mucho! ¿Y si no quiere saber nada mas de mi?
No creo que olvide estos ocho meses así de rápido, o puede que ya me haya encontrado una substituta. No podría verlo con otra que no fuese yo.
Con todo este lio no he podido estudiar demasiado para el examen de mañana, de biología.

Viernes, 18 de octubre:
¡Me ha llamado! ¡Por fin me ha llamado! Se ve que la tarde después de pelearnos se les estropeó el móvil y durante estos días ha estado en la tienda, por eso lo tenia siempre apagado cuando lo llamaba.
Cuando ha encendido el móvil le han llegado por lo menos veinte mensajes mios, de las llamadas perdidas y de los sms que le escribí. Me ha pedido perdón por no haberme dicho nada en estos días y por hacerme pensar que pasaba de mi. Me arrepiento tanto de haber pensado todo eso de él, me ha demostrado que no es así.
Después de perdonarme con el he echo el examen, me ha ido bastante bien creo, gracias a él que me ha dado su apoyo.
Ya se han terminado los exámenes por ahora. Este fin de semana pienso salir con todos y celebrarlo, porque a pesar de todo no he suspendido ninguno.



Judith Colom

lunes, 8 de noviembre de 2010

diari

DIARIO


7 de setiembre, 2009.


Hoy es el primer día de tercero ESO. La vacaciones han sido una mierda, me han robado la cartera y se me a muerto el abuelo. Estoy semi-preparado por el curso, no tengo ni libros, agenda, estuche.. no tengo nada. En mi casa estamos en banca rota, nos han embargado el coche y el perro y también a venido los de la seguridad social a buscar a mi hermana.

He terminado el día y a sido como siempre. Me han expulsado 3 veces por pegar a un niño muy burro y por fumar en clase.

Me e ido al Plus a robar con mis amigos tres botellas de whiskey y nos la hemos bebido en clase de educación física, el profesor no se a enterado. He llegado a casa he cenado y me e puesto hacer los deberes y a dormir.


8 de setiembre, 2009


Hoy me he saltado la primera clase y he ido a los jardines a fumar con los amigos, nos han pillado los mosos , pero hemos logrado escapar. He llegado a la segunda clase y nos han puesto un examen, por suerte tengo un siete. Hemos terminado las clases antes porque el profesor estaba en el hospital.

A la tarde nos han echo un charla sobre la droga, y al final de la clase los mosos nos han registrado las bolsas porque sabían que nosotros vendíamos drogas, pero por suerte me lo había olvidado en casa.


10 de setiembre, 2009


Ayer no pude escribir el diario porque estaba enfermo y no hice nada , todo el día jugando a la PS3, haciendo deberes y todas esas cosas que hacen los enfermos. Hoy no he echo gran cosa porque aun me hacia daño la cabeza y lo único que he echo a sido dormir la mayoría de la horas en clase. He salido por la tarde y he ido con los amigos en el cine a ver un película , pero nos han echado porque hacíamos mucho ruido.


11 de setiembre, 2009


De repente a venido mi perro en mi habitación y se me a comido el diario, pero e vuelto a empezar otro.

He llegado al instituto y el director me a dado una carta, la he abierto y he leído que me pondrían en una escuela de menores, yo me enfadado tanto que cogido al tabla y al e tirado por la ventana.

Y ahora se me han pasado la ganas de escribir por lo tanto este diario queda censurado.

PAU MAZA AGULLÓ

DIARIO DE UNA ESTUDIANTE

DIARIO DE PAULA

LUNES 9 DE MAYO DE 2010
Querido diario, estos días estoy un poco preocupada por mi madre. Desde que mi padre murió que no levanta la cabeza. Sé que es difícil para ella pero si Mónica y yo lo hemos “conseguido” ella debería empezar a hacerlo. Pero aún que sé que tiene que salir de esta, no me gusta nada verla sufrir. Por las noches no duerme, tiene unas ojeras que dan miedo, casi no come, está adelgazando mucho, y suerte que la abuela viene cada día y nos ayuda con la casa, porque sino estaría hecha una porquería. Me parece que mi madre tendría que salir, que tendría que llamar a sus amigas y volver al trabajo. Al final la van a despedir, pero a ella le da igual, todo le da ya igual.
Mis padres estaban muy unidos y al morir mi padre, mi madre se siente sola aun teniéndonos a nosotras. Con nosotras se hace un poco la valiente y nos dice que por la mañana va a comprar, pero sabemos que la comida la trae la abuela.
Me voy al colegio que tengo un examen de literatura. Espero poder escribir por la tarde.
Al final he podido, he terminado los deberes y ahora tengo un ratito. Creo que el examen me ha ido bien, pero los profesores me ponen muchos deberes y por la semana que viene tengo 4 exámenes. Con mis amigas tampoco van muy bien las cosas, también es por mi padre. Desde que él murió nadie de mi familia es igual, pero mis amigas no lo comprenden, no saben lo que es perder a un padre y intentan deshacerse de mi, como si ya no pudieran contarme las cosas, como si no supieran como tratarme y en vez de hablar conmigo se limitan a dejarme de lado. Suerte que Carlota aun me habla y no es como las demás. Siempre había sido el bicho raro de la clase, pero desde que mi padre no está, ella me ayuda un montón. Nadie sabía nada de ella hasta que empezó a sentarse conmigo cuando estaba sola en el comedor y me explicó su historia. Su madre murió cuando tenía 13 años y sabía por lo que yo estaba pasando, y su experiencia me ayudó. Creo que se la tendría que presentar a mi madre. Tal vez la traiga a casa un día de estos.
Buenas noches! Mañana te cuento más que voy a cenar.

MIERCOLES 11 DE MAYO DE 2010
Querido diario, suerte que te tengo a ti para contarte mis cosas, a Carlota también se las cuento pero no la quiero agobiar mucho con mis historias familiares, ya me ha ayudado demasiado. Ayer vino a casa y le contó su historia a mi madre. Por eso no escribí, estuvimos toda la tarde hablando y por un momento mi madre volvió a ser la de siempre, pero cuando Carlota se fue las cosas volvieron a la normalidad. Pero no del todo, esa noche mi madre cenó y esta mañana ha desayunado más que de costumbre. Creo que mi madre empieza a ver la luz, hoy también se ha puesto una ropa que no era la de estar por casa. Parecía que iba a salir, pero al final no lo ha hecho, pero bueno ha avanzado bastante, cuando la abuela la ha visto casi llora de la emoción. Hoy parecía que fuera otra. Estoy muy contenta y espero que esto dure. Hoy haremos una buena cena para todas y empezaremos a hablar como hacíamos antes. Hablaremos del colegio y de cómo pasaremos el fin de semana. Espero que esto que he dicho no sea más que un recuerdo, quiero que todo sea como antes. Aunque igual, igual no será, pero lo más parecido que pueda ser. Hasta mañana. Ya te contaré como ha ido.

JUEVES 12 DE MAYO DE 2010
Querido diario, ayer por la noche mi recuerdo, más o menos, volvió a ser verdad. Nos sentamos las tres en la mesa y empezamos a hablar. No hablamos mucho y no de los temas que yo creía pero mi madre nos prometió que empezarían a cambiar las cosas. Que aunque papá no estuviera la vida seguía y por él lo teníamos que conseguir, él no quería que estuviéramos mal, al contrario. Dijo que un día de estos llamaría al trabajo para que le dejaran volver, que le quitaran la baja. También dijo que llamaría a Laura, su mejor amiga, para salir, porque estos últimos meses habían hablado poco, y por teléfono, pero dijo que tenía ganas de hablar con ella personalmente. Creo que dentro de muy poco lo habremos conseguido y todo será como antes.
Hasta mañana!

MARTA OLIVA ALBERT

DIARIO DE UN ESTUDIANTE

4 de septiembre: Este año empiezo una nueva vida. A mi padre le han ascendido y nos hemos tenido que trasladar toda la familia a una nueva ciudad: Barcelona.
5 de septiembre: Hace como quince días que no veo a mis amigos, son tan importantes para mí…
6 de septiembre: Estoy muy nervioso, me pregunto cómo será mi primer día de clase…Cómo va a ser aquí la gente? Deséame suerte amigo
7 de septiembre: Hoy ha sido el primer día de clase. No conocía a nadie. Soy demasiado vergonzoso…Hay una chica que se sienta en la primera fila que es muy bonita. Se llama Amaia, pero tiene novio, y este tiene pinta de delincuente.
9 de septiembre: En clase de física me ha tocado hacer el experimento con Amaia, la chica bonita. Hemos estado hablando. Me parece que es la primera persona de este instituto con la que he mantenido una conversación de más de tres frases. Amaia es perfecta, creo que me he enamorado. Qué tonto soy…He investigado y sé que su novio, el macarra, se llama John.
10 de septiembre: Todo ha pasado a la hora del patio, John y tres amigos suyos que también llevaban las mismas pintas que él, me han acorralado en un rincón del patio. John hablaba fuerte, con claridad, con un tono de voz imponente y obedecedor: “como te vuelvas a acercar a mi chica te las vas a tener que ver conmigo chavalín”
11 de septiembre: Al salir de los cambiadores del gimnasio, me he encontrado a Amaia. Se ha puesto a llorar en mis brazos. Estábamos solos, y he intentado consolarla. La causa de su desconsolación ha sido la diferencia de caracteres de John y ella. No soporta que sea tan prepotente y que tenga vicios malos como el de fumar, solo para creerse superior. Pero está enamorada. Supongo que John tiene suficientes contactos en el instituto como para enterarse de que Amaia y yo habíamos tenido aquella conversación. Por la tarde, al salir del instituto, alguien seguía mis pasos de regreso a casa. No me he atrevido a girar la cabeza. El miedo se ha apoderado de mí. Entonces le he visto, John ha sacado una navaja y me la ha puesto en el cuello mientras decía: “Te advertí de lo que pasaría si volvías a mirar a Amaia. Veo que no me has hecho caso…Supongo que debe ser porque no sabes lo loco que estoy y lo peligroso que puedo llegar a ser.” Su puño ha golpeado mi cara y me ha empezado a salir sangre de la nariz. Me ha dado una paliza y me ha llamado imbécil, y un montón de cosas más. He llegado a casa con toda la cara morada, y le he tenido que decir a mi madre que me he caído por las escaleras
14 de septiembre: Durante todos estos días, he estado evitando a Amaia, ella cree que estoy enfadado. No quiero que piense eso de mí, pero no puedo decirle nada porque Jack se enteraría y volvería a torturarme, ahora ya sé que aquel chico es demasiado peligroso. Todos los días ando por el pasillo intentando no encontrarlo. No tengo amigos, nadie con quién hablar. Sólo tenía a Amaia, y mi cobardía hará que la pierda para siempre
15 de septiembre: Me han vuelto a pegar. Hoy no era John sólo, eran todos sus amigos unos me sujetaban, otros me golpeaban y otros me gritaban todos los insultos que puedas imaginar. No sé por que lo han hecho, hoy no he hablado con Amaia. Creo que ha sido por pura diversión. Esto empieza a darme miedo. Creo que el único amigo que tengo ahora eres tu. Me pregunto hasta cuando durará ésta pesadilla.
1 de Octubre: Es curioso cómo las cosas pueden llegar a cambiar tanto en un simple mes. A Johnack lo internaron en un reformatorio, ya se había metido en demasiados líos. Le estará bien pagar por ello. Le odio, le odio como nunca antes he odiado tanto a nadie. Sus amigos ya no me miran mal ni se ríen de mí. Es más, ahora se han convertido en mis amigos, y he visto que en el fondo son buenas personas. Amaia, ahora es mi chica. Somos felices.
Quiero agradecerte todo este tiempo que has estado escuchándome en los momentos que más sólo me sentía. Y también quiero que sepas diario, que has sido una de las cosas más importantes de mi vida


CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

El misterio de la escuela. (Basado en la redaccióm: Diario de un estudiante)

2 de octubre de 1907:

La escuela sigue cerrada. Mi padre me dice que los amos pronto aceptarán la petición de traer un nuevo profesor. Pero de momento, todavía me queda mi lápiz y mi cuaderno con el que puedo seguir estudiando. Llegaré a ser profesor, no quiero ser minero.


3 de octubre de 1907:

No ha venido ningún maestro. Todo el mundo está muy enfadado. Las fichas con las que pagan a mi padre cada día valen menos, apenas nos llega para comer. Mañana se van a reunir los amigos de mi padre, tienen que decidir algo muy importante, ¿hablarán quizás del nuevo profesor?


4 de octubre de 1907:

Me temo que no era para hablar del maestro. Quizás ahora se pueda solucionar todo. Hoy nadie ha ido a trabajar, creo que están en huelga. Mi maestro me lo solía explicar todo, pero ahora que no está somos invisibles, como si no estuviéramos.


5 de diciembre de 1907:

No he tenido ningún maestro des de entonces. Los mineros están muy desesperados, no hay nada que comer. Los amos no quieren darnos nada y mis padres no aguantan más. Creo que pasará algo. Me gustaría tener un amigo al que contarle lo que siento, pero murió, creo que de hambre, yo lloro todos los días. Es mejor no decir nada a nadie, todo el mundo tiene ya suficientes problemas.
Ahora que tengo un nuevo lápiz escribiré más pequeñito para que me dure más que el anterior.


8 de diciembre de 1907:

Hoy me he despedido de la escuela, todos han decidido marchar a la ciudad. Tenemos un largo camino, de seis o siete días, por las noches intentaré hacer cuentas, para que no se me olviden. Nunca he visto una ciudad, ¡Quizás habrá escuelas, libros, lápices! ¡Me gustaría tanto ver una de verdad! ¡Por fin veré el mar! ¡Tengo tantas ganas!
Mi padre está preocupado, todo el mundo lo está, y lo entiendo, mi vecina también ha muerto.


13 de diciembre de 1907:

Cuando llegamos a la ciudad, nos dijeron que esperáramos aquí, en esta escuela. Me encanta. ¡Nunca había visto tantos libros juntos! Todo me gusta, estamos todos juntos, no pasamos frío y una de las cosas más impresionantes. ¡He visto el mar! ¡Es muy grande y bonito! Las olas nunca paran, parece que sea un Dios quién las mueva.
Por mala suerte solo estaremos aquí por unos días, hasta que lleguen los amos.
20 de diciembre de 1907:

¡Yo quiero una escuela como esta!
Hoy va a pasar algo. Se van acercando al puerto muchos barcos con soldados. Algunos de la ciudad nos apoyan, pero otros nos miran como extraños. Nosotros no queremos quitarle nada a nadie, solo queremos un poco de comprensión, hace días que no comemos.
Muchos tienen miedo porque nadie se explica para que hace falta tantos soldados.


21 de diciembre de 1907:

Creo que será mi último día en la escuela Santa María de Iquique.
Los soldados rodean la escuela y el general nos ha dicho:

“Sois vagos y maleantes,
Robáis a la patria, sois traidores,
Dejar de inventar tanta miseria
E iros sin protestar
Que por más que pidáis,
Nada obtendréis,
Ir saliendo de la escuela,
Porque sino lo sentiréis.”

El Rucio, amigo de mi padre le ha contestado:

“ Seguiremos esperando,
Así nos cueste,
Porque no somos animales,
Levantaremos el puño alto,
Y el mundo lo sabrá, se lo prometo.”

El general le disparó y solo puedo oír gritos, tiros, lamentos, muerte.




Si un niño jugara a buscar tesoros en la escuela de Santa María, que encontraría?
Yo encontré el diario, de un profesor, o de uno de los 3600 asesinados.


(Las fechas y la historia son verídicas.)

David López

martes, 26 de octubre de 2010

SONARON TODAS LAS ALARMAS DE LA CIUDAD!

Eran las dos de la madrugada, me levanté de repente por culpa de un ruido muy fuerte que venía de la calle. Me levanté y abrí la ventana para poder averiguar lo que estaba pasando. Lo que me había levantado de la cama era la alarma de la tienda de al lado de mi casa, al principio me asusté un poco porque pensé que habían entrado a robar, pero al mirar a través de la ventana pude descubrir que no solamente era esa alarma, sino que estaban sonando todas las alarmas de las tiendas, museos, cines... de todas la calles que mi vista alcanzaba, pero suponía que estaban sonando en toda la ciudad.

La gente empezó a salir a la calle, a los balcones, por las ventanas... para poder averiguar lo que estaba ocurriendo. El problema es que nadie sabía nada, todos estábamos igual y no había ni rastro de la policía ni de ninguna autoridad a quien poder preguntar lo que estaba ocurriendo.

Al cabo de dos horas de sonar continuamente las alarmas cesaron y pude volver a la cama, pero no pude dormirme asta pasadas unas horas, me inquietaba la idea de no saber la razón por la cual todas las alarmas habían empezado a sonar a la vez.
Por la mañana siguiente todos los periódicos hablaban de la misma historia, pero todos decían distintas causas: algunos decían que era a causa de un fallo en el circuito eléctrico, otros daban distintas soluciones, pero ninguno coincidía. Supuse que nadie había podido explicar lo que realmente había sucedido.

Ahora, después de unos cuantos años, la gente de la ciudad cuenta esta historia , pero cada uno la termina como quiere, se ha convertido en una leyenda urbana.


Judith Colom

lunes, 25 de octubre de 2010

Quería dejar de soñar (sonaron todas las alarmas de la ciudad)

Primera alarma; (1:33 de la noche) La historia solo hacía que empezar. La joyería de mi barrio empezó a emitir su típica alarma que cada año oíamos. No era ni mucho menos inusual. Los ladrones de pacotilla intentaban asaltarla, nunca lo conseguían ; obviamente. Solo los pobres ignorantes lo intentaban, pues la joyería tenía más de tres cámaras en cada esquina, un guardia de seguridad y un detector de movimiento. Me levanté de la cama y fui a observar, nada ocurría, no había nadie en la calle. Ni el guardia. Ni ladrones. Me volví a la cama.

Segunda alarma; (2:35 de la noche) Sonó en la tienda de ropa. ¿Me estaba volviendo loco? La alarma de la joyería no paraba y cada vez más fuerte, y no era suficiente que empezó otra, los ladrones se habían puesto de acuerdo? Me levanté de nuevo, fui al balcón y miré hacia la tienda de ropa, nadie había allí. ¿Tenía que llamar a la policía? Hubiera sido bueno opción, pero decidí volver a la cama y ponerme tapones, las alarmas eran muy molestas.

Tercera alarma; (3:40 de la noche) Era una especie de broma surrealista? ¿Era todo un sueño? Me pellizqué y me dolió, no era un sueño.
- ¿Madre lo oyes? ¡Madre! ¿Estáis despiertos? ¿Dónde estáis? ¿Podéis oírme? ¡Qué alguien conteste por favor!
Me dirigí al balcón, nadie se veía.

Todas las alarmas; (3:43 de la noche). No se veía a nadie en el balcón. Yo gritaba y gritaba, pero las alarmas ganaban a mi voz. Era inútil. Bajé las escaleras y salí a la calle. Todo estaba cerrado, ni rastro de ninguna persona o animal.
- ¡Por favor! ¿Dónde estáis? ¿Por qué me hacéis esto?
Me calmé, mi voz interior quería seguir la lógica. Pero no tenía. Nada de eso tenía lógica. ¿Me iba a morir? No, o eso creía; o me gustaba creer. Volví a subir al edificio, allí estaría seguro. Nadie me oiría. ¿Cómo me iban a oír? Las alarmas retumbaban en mi cabeza. Cada vez sonaban más y más fuertes. ¿Qué me pasaba? Encendí el televisor, estaba en negro. Estaba maldito, ese iba a ser mi fin. Estaba muy asustado, cuando oí algo del televisor. No podía oír que era. De golpe las alarmas empezaron a cesar, esa voz tan familiar se oía cada vez más claramente. Aquella voz era de mi madre. Aquella voz me estaba gritando.
- ¿Qué te pasa Max?
Me desperté. Todo había sido un sueño. Gracias a Dios.
- ¡Mamá! ¡Nunca vuelvas a desaparecer!
- ¿Por qué hijo? Mamá siempre estará aquí. Ahora duérmete.
Nunca lo había pasado tan mal. Fue mi peor pesadilla. Estaba muy agotado. No tardé mucho en dormirme.


5:32 de la noche, me desperté. No podía dormir. Me levanté i fui a observar el balcón. Todo tranquilo, demasiado tranquilo. La alarma de la joyería empezó a sonar, no había guardia de seguridad.

SONARON TODAS LAS ALARMAS DEL MUSEO

EL ROBO

El plan estaba hecho, tenía que ser el robo perfecto, cuando apareció ella. Melena morena, ropa arrapada y botas con talón. Cuando la vimos bajar de su moto ya sabíamos que no podíamos empezar. El plan se aplazaba. Era la ladrona más famosa entre los ladrones del país. La policía de tres países la buscaban por robo, pero nunca la habían cogido.
Cuando la vimos bajar de la moto nos preguntamos: ¿cómo ha sabido nuestra intención? Entonces empecé a pensar que tal vez entre nosotros hubiera un espía, cómplice suyo. Se había parado ahí en medio para que la viéramos y tuviéramos que esperar a otra oportunidad. ¡Quién sabe cuándo sería!
Por el auricular avisé a todos del suspenso de la operación. Nos reuniríamos en el almacén. Cada uno por una ruta distinta fuimos hacia allí. Yo era en esos momentos el cabecilla de la organización. No confiaba en nadie, ni en mis hombres y claro estaba que hacía bien. Hablamos sobre Matilde, la ladrona. Nadie se lo explicaba. Alguien tenía que ir a hablar con ella. Ese era yo. Mis hombres me acompañaron con el coche, y me dejaron en el centro de la ciudad. Des de una cabina de teléfonos la llamé. Tenía su número, antes habíamos sido cómplices, hasta que me falló. Me dejó solo. No esperó y no dudó en huir sin mí. Nunca supe nada de ella, ¿se escondía?, hasta esa mañana, cuando bajó de su moto. Me cogió el teléfono y al oír mi voz, noté que tenía miedo. Aunque fue difícil quedé con ella para hablar.
Fue en una habitación de hotel, llamé a la puerta y vino a abrirme. Entonces le miré y… tenía una cicatriz en medio de la cara. Su rostro no era el mismo, pero conservaba aún su belleza. La cicatriz no había afectada a sus facciones casi perfectas. La miré a los ojos y vi que estaba muy asustada. Nunca antes la había visto así. Me pidió perdón, pero no la escuché, estaba llorando. Se arrepentía de verdad, pero no podía perdonarla así como así.
Tenía que ser frío y le pregunté cual era el motivo por el que estaba allí, por el que había fastidiado mis planes. No me contestó y me tuve que ir. No la podía reconocer, tenía mucha rabia en mi interior, yo la había querido mucho y volverla a ver me afectó un poco. ¿Qué le había pasado?
Me reuní con mis hombres, la reunión con Matilde no había servido de mucho. Volvimos a hacer el plan, y esta vez saldría bien. Tenía que robar un cuadro, estaba en la planta baja del museo, trabajo fácil. Tenía 30 segundos para cogerlo. Entré y cuando me sonó la alarma del reloj. Era mi turno, en esa sala no había nadie, todos se pensaban que había un equipo de limpieza. Lo cogí, y me dispuse a salir, pero había un policía viniendo hacia allí, se había dado cuenta. Me iba a pillar, cuando de pronto apareció ella. Estaba detrás de mí. Me volvió a pedir perdón y me dijo que esta vez no me iba a dejar solo, que me iba a ayudar. Que la otra vez, había sido víctima de un chantaje y como yo me escapé le cortaron la cara. Pensé que no teníamos escapatoria, pero ella abrió en el techo una trampilla, siempre me iba a sorprender y salimos por ahí. Pero con la mala suerte de que sin querer pisé uno de los rayos láser que cruzaban la sala. En ese momento sonaron todas las alarmas del museo.

MARTA OLIVA ALBERT

SONARON TODAS LAS ALARMAS DE LA CIUDAD

Sonaron todas las alarmas de la ciudad, hecho normal que sucedía cada mañana en aquel territorio cosmopolita. La diferencia era que aquel día ni eran las 6 ni las 7 de la mañana, sino que era la una de la madrugada. Salí al balcón para ver si había sido un sueño aquello de oír simultáneamente todas las alarmas de Chicago, pero no. Montones de personas habían salido al balcón para comprobar lo mismo que yo. Algún que otro despistado andaba con prisas por la calle pensando que debía ser la hora de ir a trabajar, abuelos yendo a comprar el pan y encontrado el establecimiento cerrado. Aquello era un caos. ¿Qué se suponía que tenía que hacer? ¿Ir al trabajo o quedarme en casa y volver a la cama? Decidí encender el televisor para ver si hablaban de aquel extraño fenómeno sucedido, y efectivamente, al poner la cadena de televisión española el presentador de las noticias que cada mañana miraba con mi café delante, ahora hablaba de un hecho paranormal nunca visto. Todas las alarmas de la ciudad se habían adelantado y habían sonado en plena noche. Esto no había pasado solo en Chicago, sino que había sucedido en todo nuestro planeta. El presentador hablaba de mantener la calma y de no salir de casa hasta que nos dieran una señal. Esto alertó a toda la ciudad y las luces de todas las casas permanecieron abiertas. La gente estaba en guardia. De pronto una luz cegadora iluminó todo el territorio, llevándose consigo todos los habitantes de la Tierra menores de 18 años. Aquel era una plan para deshacerse de la raza humana. Cundió el pánico. La gente se saltó las indicaciones dadas por la televisión y todo el mundo empezó a correr por las calles. Un artefacto nunca visto, un ovni según los expertos, había aterrizado en la ciudad. Lo que querían era exterminar a la raza humana para hacerse con nuestro planeta, la Tierra. Lo que no sabían era que la humanidad estaba preparada para eso y más, y que tenían montones de armas y recursos para deshacerse rápidamente de ellos. Lo único que tuvieron que hacer los científicos con más prestigio de los Estados Unidos, fue lanzar un gas tóxico que mataba a los alienes de Marte. En realidad no sabían de donde venían aquellos seres extraños, pero no tenían más tiempo y tenían que intentarlo. Efectivamente, aquellos profesionales no se equivocaron, y fue soltar el gas de las bombonas donde estaba comprimido y los pocos habitantes de Marte que habían venido a conquistar la Tierra se fueron descomponiendo lentamente hasta quedar en cenizas que luego se lanzarían en un vertedero.


CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

miércoles, 13 de octubre de 2010

Autobiografia de uno mismo: "Aborrezo profesiones"

Hoy día 14 de octubre celebro mi setenta cumpleaños sentado aquí, en mi viejo sillón, el que me ha acompañado durante casi toda la vida, ¿ qué digo? Toda la vida.
Empecé mi carrera como médico, la continué cómo actor y acabé cantante.
Con solo cinco añitos no tenía miedo a la sangre, es más, no me importaba ver sangrar. Bueno, no era un sicópata ni nada parecido, pero me encantaba todo lo relacionado con la salud. Mi gran familia de animales me permitía aprender, cuando uno se hacía daño, mi padre lo curaba y yo aprendía. Poco a poco, fui aumentando mi deseo, cada día me gustaba más. Me fui informando sobre todo a medida que avanzaba mi instituto. Sí, las ganas disminuyeron al ver el 8’9 de selectividad, pero tenía que poner todo mi empeño. Al cabo de dos años de entrar en el instituto descubrí el teatro, me encantaba. Fui aprendiendo, como en todas las ciencias. Me gustaba, pero la medicina predominaba en mí.
Al final de mi larga estancia en el instituto ingresé en la universidad de Medicina, lo conseguí. Fui progresando, la acabé en tan solo 4 años, nada normal. A los diez años era experto, venía gente de todos los lugares para visitarme, pero mi vida no valía la pena. Encontré a viejos amigos en la televisión y sentí una necesidad. La necesidad de actuar. Les llamé, estaban actuando en series nacionales y una amiga mía llegó a Hollywood. Volví a reprender mi antigua carrera y gracias a amistades llegué a lo más alto. Sabía actuar bastante bien, me gustaba y lo adoraba. Hice junto a una vieja amiga Hamlet de Shakespeare, era una de nuestras obras preferida. Ella vivía en Australia, era soltera y al igual que mi, aborreció su carrera de la cual era experta.
A los 32 años aborrecí el teatro, quería complicarlo y le incluí el canto.
Era actor cantante, y muy bueno, llegué a tener mi propio single, y Disco de Oro.
Al cabo del tiempo, volví a ser médico, no por mí, por la gente. Necesitaban de mi saber.
Todo esto os lo cuento hoy, que ya tengo setenta años y creo que todavía soy útil para el mundo.

AUTOBIOGRAFÍA DE UN PERSONAJE FAMOSO

Me llamo Clàudia Bochaca y nací en Barcelona el 1984. Soy de una familia de clase media. La menor de tres hermanos. Mis padres, Rosalia Sabarich Cino i Juan Bochaca Jordán son los dos médicos del hospital de Sant Joan de Deu. La profesión ya les viene de familia. Sus dos hijos mayores: Manuel, que estaba cursando la carrera de periodista y Juana que quería ser policía, se habían rebelado contra mis padres en su insistencia para seguir la tradición familiar y llegar a ser médicos. Papá y mamá, resignados, tenían la intención y la última esperanza de luchar lo más que pudieran para que yo, su hija pequeña, su última hija cursara la imponente carrera de medicina. Nunca me imaginé que mis padres iban a cuestionar mi futur. ¿ y los principios de libertad e independiente elección de carrera que nos habían enseñado en la escuela, dónde estaban? Mis padres me dijeron que no tenía elección, que si quería que me pagaran mis estudios tenía que ser médico, y que si no ya me podía estar buscando la vida; No querían otro pequeño monstruito rebelde en la familia, eso es lo que me dijeron. No podía imaginar aquello. Sólo tengo una vida para vivir, eso es lo que pensé entonces. La gran oportunidad que tenemos de estar aquí y de tener al alcance cualquier sueño que se nos pase por la cabeza. Tenemos que aprovechar cada uno de los segundos que nos regala la vida y usarlos para hacer aquello que de verdad nos satisface; CARPE DIEM pensé entonces. Empecé a compaginar mis estudios con el trabajo en un bar de tarde. Mis ahorros aumentaron. No hice bachillerato. No podía perder más tiempo, mis padres eran demasiado astutos y se hubieron podido pensar cualquier cosa para que su hija hiciera por fin lo que ellos querían. Fueron largas tardes discutiendo. Días enteros que parecían no terminar nunca. Gritos, peleas...A la fin me fui de casa, a vivir con Melanis, una amiga que venía del Pirineo para hacer el bachillerato a la gran ciudad. Tenía un piso y yo le había propuesto alquilarle una habitación. Me instalé y lo primero que hice fue dirigirme al instituto del teatro. Quería matricularme para este nuevo curso. Entré con el reflejo de ilusión en mi cara. Por fin, por fin estaba a punto de lograr aquello que tanto había deseado. Todas mis ilusiones desaparecieron cuando mi conversación con Blenia, la secretaria empezó. Tenía dieciséis, y para que un menor de edad entrase en la escuela, se necesitaba la autorización de sus padres o tutores legales. De no ser así, tendría que esperar hasta los dieciocho para entrar. Salí de aquel edificio con el pánico dibujado en mi cara. Qué haría ahora? Se había acabado todo, no podía esperar dos años. Si mis padres se enteraran de que no estaba estudiando ni haciendo nada de nada, me pondrían en el bachillerato y luego en medicina, viviera o no viviera en su casa.
Las hojas caían de los árboles cómo gritando que ya era otoñó. Pequeñas lágrimas mojaban mis rojizas mejillas. Fue entonces cuando apareció le luz. Una luz pequeña que mi hizo llegar a los grandes focos del escenario. Un hombre desenfadado, simpático, joven y muy guapo se me cruzó por el camino. Se giró y me preguntó el nombre, dijo que era director de cine y que estaba preparando una serie. Con sólo verme me había visto en el papel protagonista de la serie. Jane, una niña atrevida, con sus puntos de rebeldía y un corazón que no le cabía en el pecho. No hicieron falta castings, el papel era mío. Empezamos a ensayar, grabar… Todo aquel mundo era impresionante, yo no tocaba de pies al suelo, no podía creerme aquello. La serie empezó a emitirse un año después, a tV-3. Se llamaba “Res es imposible” Jorge el joven director de la película y yo nos habíamos enamorado a primera vista, y para cuando las serie empezó emitirse, me mudé a su casa que a partir de ahora también sería mía. Fue entonces cuando mis padres, gracias a la gran pantalla volvieron a tener noticias mías. Me los encontré en el plató después de la grabación de un capítulo nuevo. Me pidieron perdón por no haber dejado cumplir mi sueño desde un buen principio, que volviera, que me querían. Pero ahora era tarde, había podido llegar hasta allí sola y ahora no volvería a casa, ya tenía mi propia vida con Jorge y ellos me habían dejado en la calle en un momento difícil. Mi carrera siguió avanzando y al finalizar la serie, me cogieron para una película que se rodaba en Madrid: “sin fronteras” esto supuso la separación de Jorge y yo durante más de un año, pero no afectó nuestro amor. Jorge tenía un nuevo proyecto para dirigir una serie en Hollywood, y yo era su producto, protagonizaría aquella serie junto a Robert Pattinson. Ahora estoy viviendo en Hollywood, el rodaje de la película está yendo de maravilla pero no puedo contaros más…Esperó que deis una visita al cine cuando se estrene “noches de papel”. No os la podéis perder!

Clàudia Bochaca Sabarich

AUTOBIOGRAFIA DE UN FAMOSO

MARTINA MOLLY

Soy Martina y nací el 9 de julio de 1988 en Barcelona, Cataluña.
Mis padres son: Henry Molly y Elvira Lins. También tengo un hermana, un año y medio menor que yo, que se llama Lina.
Soy cantante y actriz.
Con diez años empecé a escribir cancioncillas y a participar en pequeños concursos, de karaoke y en algunas ferias de mi ciudad, Poblesa. Hasta que, un poco más mayor, en un concurso televisivo, el cual no gané, un productor me vio y me propuso un contrato con una discográfica. Desde entonces grabo mis discos ahí. He lanzado ya, 3 álbumes que han tenido mucho éxito. En los dos primeros, canto en catalán, la lengua que hablo más frecuentemente y la que considero mi lengua y en el último en inglés, la lengua de mi padre.
Él, es de Estados Unidos y conoció a mi madre en un viaje de trabajo, es policía y hacía un viaje para conocer los métodos policíacos de aquí. Y en ese viaje encontró a mi madre por casualidad, en una fiesta y se enamoraron. Él se mudo a vivir aquí y se instalaron en Poblesa. Mi padre dejó a su familia allí pero vamos cada verano a verles. Cuando voy allí les regalo mis discos a mis abuelos y a mis tíos. Aunque la ultima vez, cundo les quise regalar el último ya lo tenían. Mi discográfica los distribuye por todo el mundo.
Yo creo que mi madre es la persona que más me apoya y la que siempre me sigue donde voy. De su familia solo puedo decir cosas de mi abuela y de mis tíos. Mi abuelo murió cuando yo tenía dos años y mi hermana acababa de nacer, así que no me acuerdo de él. Al morir él, mi abuela vino a vivir con nosotros, y su casa se la dio al hermano de mi madre, Pedro, que acababa de casarse. Su casa no está muy lejos de la nuestra. Al vivir con nosotros mi abuela ha sido como una segunda madre. Por las noches antes de irnos a dormir siempre nos contaba cuentos y cuando la ayudábamos can las tareas de la casa siempre inventábamos canciones y ella nos las cantaba para hacer el trabajo menos pesado. De ella he sacado mi pasión por la música, cuando la escuchaba pensaba que cuando fuera mayor quería cantar como ella.
Ahora está ya más mayor y yo ya no vivo con ellos, pero siempre que llamo y hablo con ella, le cuento lo que estoy haciendo y ella me aconseja. Aunque no viva con ellos, les veo casi cada día.
Yo me he comprado una casa, a las afueras de Poblesa, para estar más tranquila. La prensa siempre me molesta y siempre saca fotos y explican cosas de mi vida. Siempre sacan cotilleos sobre supuestos novios y sobre tonterías de esas. A parte de esto mi casa es muy tranquila y hago una vida bastante normal.
Mi hermana es la única que no vive en el pueblo, pero viene a menudo. Ella es abogada, y su trabajo la obliga a vivir en Barcelona, donde vive con su marido. Se casó el año pasado. Ella es mi abogada particular, si tengo algún problema siempre la llamo y me lo soluciona.

Ahora estoy trabajando por una cadena de televisión que me ha propuesto el papel protagonista de una serie semanal. Había hecho de actriz, cuando era niña en la escuela, pero nunca pensé que lo volvería a hacer, hasta que me lo propusieron y creí que era un buen momento para hacerlo y me lo tomé como un reto. Creo que lo puedo hacer y qué puedo hacerlo bien.


MARTA OLIVA ALBERT

lunes, 4 de octubre de 2010

DESCRIPCION APARTIR DE UNA FOTOGRAFIA

El castillo que fuimos a visitar la semana pasada era un castillo medieval, uno de los más antiguos de Cataluña. Se trataba de un castillo defensivo, por eso estaba en lo alto de una montaña para poder ver a los enemigos acercarse cuando aún estaban lejos y poder estar preparados para contraatacar.
El castillo actualmente está en ruinas, tal i como lo dejaron sus últimos dueños al morir, los reyes de esa región.
No era un castillo muy grande estaba especializado básicamente en la defensa.
Tenía una torre del homenaje muy grande, donde residía al señor. Actualmente esa torre está completamente en ruinas y solamente se puede ver una pequeña parte de ella. Estaba en el sitio más seguro de todo el castillo, para que si los enemigos conseguían saltarse todas las defensas esa fuese el último refugio.
Se accedía al castillo por el patio de armas, estaba en el centro del castillo, comunicaba con todas las otras estancias, como la armería o la capilla, e incluso a un pasillo secreto que comunicaba con una pequeña iglesia que estaba a dos quilómetros de distancia del castillo, para que los señores pudiesen escapar del castillo en caso de asalto.
Al ser un castillo defensivo tenía muy pocas oberturas, y las pocas que tenía eran muy pequeñas, para evitar posibles ataques. Porqué una obertura muy grande podía ser un punto débil donde poder atacar.
Había una pequeña muralla a su alrededor, pero actualmente está casi completamente en ruinas.
Todo el castillo había estado construido con piedras de esa misma montaña, en esa época no se podían traer materiales desde muy lejos.
Actualmente hay una organización que está recogiendo dinero para poder restaurar lo más rápido posible ese castillo y evitar que se pierdan recuerdos de nuestro pasado.


Judith Colom

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA HISTORIA DEL CASTILLO DE MUR

A veces me pongo a pensar, y recuerdo todo el trascurso de la humanidad, mis antepasados, historias fantásticas…
La guerra reinaba por las tierras Pallaresas. Te estoy hablando de mucho tiempo atrás, cuando nuestros padres, abuelos y tatarabuelos aún no existían. El Castillo de Mur pertenecía entonces al señor Arnau Mir de Tost. Era un conde muy importante en aquel momento. A él le pertenecían distintos castillos de las tierras leridanas.
El castillo de Mur, era la construcción más bien situada y de más valor que tenía aquel noble. Por eso, se encontraba en constantes ataques con el fin de invadirle su preciosa residencia. Arnau defendía como si le fuera la vida a aquel castillo que lo había visto crecer y sólo lo abandonaba si la causa se lo merecía y estaba bien justificada. El castillo no era muy grande, pero poseía una amplia colección decorativa de considerable importancia. Tenía un grupo de criadas y caballeros a la disposición del conde, y no había nunca ningún problema de coordinación a causa del buen ambiente que se respiraba en aquel edificio.
Todo reinaba junto a la paz y la fraternidad hasta que un día, unas nuevas tropas vinieron a atacar al castillo del señor. Este ejército, pero, no era como los otros, sinó que poseía muchos más caballeros y un noble a la cabecilla, ni más ni menos que el señor de Aragón, uno de los más poderosos del reino de España. Arnau no había previsto aquello. Los primeros rayos del sol rompieron el sigilo de la noche. Las tropas aragonesas iban ganando territorio mientras los hombres del castillo luchaban con sudor y sangre, con inútiles esfuerzos que iban a cobrar con su vida.
Durante una de las luchas, Arnau experimentó una nueva sensación en medio de todo aquel mar de lágrimas, una chispa de esperanza, un galope en su corazón. Sintió algo nuevo dentro suyo, algo que le sacaba por algunos momentos del duro corazón de un luchador: el amor. Ella era Valença, la hija del rey de Aragón.
La lucha terminó para entonces, los hombres aragoneses dieron un día de tregua a aquella difícil batalla. Arnau seguía pensando en cómo podía ganar al rey , pero su cabeza cambiaba de sentido para llegar siempre a la misma imagen, Valença, con su piel blanca y su melena negro carbón, con aquellos ojos que reflejaban una mirada pura pero con una expresión de dolor en la cara, él sabía que podría llegar a hacerla feliz.
Valença había sentido lo mismo por el conde aquel día. Al cruzarse sus miradas, había nacido un nuevo fruto entre ellos, había nacido el amor.
Ella era una chica valiente, segura consigo misma y dispuesta a hacer lo que hiciera falta para cumplir sus sueños así que camuflada con el vestido de una criada a la cual había contado su historia, se fue hacia el cuarto de Arnau.
Él le ordenó que le trajera un vaso de vino y al cabo de un segundo tubo tiempo para reconocer quien era. Era ella, la chica de la cual se había enamorado en la última lucha.
Los dos se abrazaron, no había palabras, aquel momento era como la eternidad deseable.
Cuando se despertaron de aquella fantasía, Valença le contó su plan a Arnau.
El truco para que el ejército de Aragón fuera invencible era la inmortalidad del padre de Valença, nada podía matarlo ni siquiera un disparo en el medio del corazón, nada. Sólo ella y su madre conocían su secreto, el punto débil del rey era el meñique, de la mano izquierda, si se los cortabas, el rey moría al instante. Este hecho paranormal era así desde que era pequeño. El niño nació con aquel dedo más desarrollado que los otros, no se sabía el porque y empezaron a ir a médicos para que descubrieran aquel misterio. La única persona que supo ver lo que tenía, fue la bruja del pueblo, Mariana. Le contó que esto era genético y que alguno de sus antepasados habría tenido también aquellos mismos síntomas.
Arnau corrió a reunir a todos sus hombres y convocó otra batalla inmediata, los aragoneses aceptaron. Querían acabar con aquello de una vez por todas.
La batalla empezó. Arnau, con todo el coraje del mundo luchando por el amor a Valença y a su querido castillo, avanzó cortando cabezas hasta llegar al invencible rey. Manejó la espada con unos movimientos ligeros y hábiles y le cortó el dedo. Fue cosa de unos segundos para que se cayera del caballo y perdiera la vida, dejando a su alrededor un ejército perdido, que al verlo abandonar este mundo, giraron galopando lo más rápido que podían. El hermano de Valença la cogió por el brazo. Ella le hizo que no con la cabeza, entonces el futuro rey de Aragón lo supo. Era su hermana quién los había traicionado. Todos los caballeros de Mur empezaron a gritar, bailar y celebrar la victoria.
Mientras tanto Arnau y Valença observaban cada paso que daban los caballos dándose la fuga por la ladera de la montaña hacia Aragón. Sin su rey, sin su poder inmortal, sin un rumbo a seguir.
Ellos dos permanecían abrazados, iluminados por la luz rojiza de la posta del sol, alimentando aquel amor que tantos años les había costado descubrir, aprovechando cada momento que les llevaría a una eternidad juntos.

Venir aquí, ahora que este castillo está en runas, me hace recordar la historia de mi familia. Sí, pertenezco a la familia de los dueños del castillo de Mur, soy hijo de hijos de Arnau y Valença, y me siento orgulloso de esto. Ahora, el castillo, ya no pertenece a nuestra familia, es patrimonio cultural. Pero lo que sí que pertenece a mi familia son los recuerdos y la historias que se esconden entre sus paredes, la sensación que siento cuando estoy delante suyo, el poder de pertenecer a una maravilla como aquella.




Clàudia Bochaca

Una recompensa, ¿merecida? (fotografía)

Agradece a la vida todo lo que te pueda ofrecer pues hay veces que no existen las segundas oportunidades.
- ¡Cúralo por favor!
- ¡No puedo, si lo curo me matarán! Me declararán hereje de la patria.
- Usted es monja, ¿va a ofender a Cristo?
- ¡Usted no sabe nada sobre Él!
- Puede que no, pero mi hijo se está muriendo, necesita ayuda urgente y usted es la única que puede hacer alguna cosa. Por favor, si le cura la puedo ayudar. No tengo mucho dinero pero la daré todo lo que esté en mis manos.
- Lo siento de verdad, ¡pero mi valeroso rey me matará si le ayudo!
- ¡Se lo suplico! ¡Sólo tiene 15 años!
- ¡Briggitte, ven aquí corre, los musulmanes están instalándose a los alrededores del castillo, tenemos que irnos!
- No se vaya querida monja, por favor, acepte mis tierras, mis joyas, todo lo que tengo, pero cúrelo por favor.
- Perdóneme Cristo, pero he de marchar, no puedo curarlo.
- ¡Qué Dios la maldiga monja! Celebre en el castillo los días que le quedan, pues usted está maldita y al igual que mi hijo morirá.
Briggitte corrió en dirección al soldado que la protegía en medio de toda la batalla. Entraron por unos túneles subterráneos y llegaron al castillo. Al Castillo de Mur. Era un castillo grande en lo alto de una montaña. Las vistas eran impresionantes, siempre había querido vivir allí. Briggitte se dirigió hacia la cámara del rey donde tenía que explicar el recuento de muertes y heridos de ambos bandos. Ella hacía todo lo posible para contarlos pero no era ni mucho menos una ciencia exacta. Cuando acabó se fue hacia sus aposentos, eran más bien lujosos, una cama, una mesa y una vela acabada de encender. Tenía muchos remordimientos, tenía que haber ayudado al pobre hombre, no se lo merecía. Su rey no le gustaba pero el propio no es que fuese muy diferente. Se fue a dormir pensando: “¿Soy mejor persona por adular a mi Dios y por repudiar el de los demás? Quizás sí, siempre me lo han dicho”.
Briggitte se levantó sudando, no era de día y según la luna todavía faltaba para serlo. Cogió su vela apunto de apagarse y se dirigió hacia la cocina para echarse un poco de agua. Iba caminando y sus pasos era el único sonido que se oía. Se apagó la luz de su vela. Un viento empezó a azotar a todo el pasillo y Briggitte empezó a notar cómo se iba congelando poco a poco, ella pedía auxilio, pero nadie acudía. Gritaba y gritaba. Se despertó, era un sueño, miró hacia la luna faltaba mucho para que fuese de día. Se asustó como una niña pequeña cuando no encuentra a su madre. Aunque no distaba muchos años de ser una niña, sólo tenía 17 años. Y cómo tal, hizo lo que cualquier niña haría, gritar. Cinco o seis hermanas aparecieron y le dieron unas cuantas mantas; ella estaba muy fría, hipotérmica.
A la luz del alba Briggitte se sentía cansada y recordaba las palabras del joven padre: “Celebre en el castillo los días que le quedan, pues usted está maldita”. Y si era verdad –pensó. No puede ser, Él me protege.

La batalla continuaba y Briggitte se preguntaba si de verdad valía la pena luchar por el poder. Quizás no- pensó.
Briggitte sintió la necesidad de visitar el sitio donde pocas horas antes había estado su paciente. Allí había una cruz hecha con palos de madera y en ellos estaba gravado:
“Este era tu Dios, no? Pues así lo he enterrado, cómo usted quería, con una cruz. Pero recuerde que no muere solo, usted caerá con él. Por el nombre del padre, del HIJO, del espíritu Santo,
Amén”.
Briggitte estaba muy asustada, ella no quería morir, al igual que el chico de 15 años. Se sentía impotente, al igual que el padre del chico; se sentía como ellos. Tenía que encontrar al padre, le tenía que pedir disculpas era lo menos que podía hacer. Cogió una sábana blanca y trotó hacia el campamento enemigo. Con mucho valor pregunto: “¿Está aquí el padre del niño fallecido?” Nadie contestó, la miraban con cara de asco, la repudiaban y ella se arrepentía. No lo curó por creer que unas personas son mejores o peores, porque creía que una gente que no quería a Cristo no podía ser feliz y ahora ella lo entendía. Los musulmanes de justo delante suyo se apartaron y dejaron a la vista una gran cruz con el padre clavado en ella. Briggitte gritó, sollozó. Cuando se recompuso dijo: “¿Por qué le habéis hecho esto?” Los musulmanes no contestaban, no entendían lo que decía, pero la repudiaban. Uno de ellos empezó a lanzar flechas a su alrededor, tenía que correr, todos lanzaban flechas, algunas incendiadas, cada vez se acercaban más y más, Briggitte estaba agotada, no podía correr más, se tuvo que parar, creía que no estaba a tiro. Se sentó y miro hacia el río de delante. En el reflejo vio al hijo, más tarde al padre, los dos sonreían.

Una flecha la alcanzó.

(De la redacción a partir de la fotografia)



David López

EL CASTILLO DE LAMBRI

DESCRIPCIÓN DE UN CASTILLO

Ahora os voy a describir y a contar la historia de un castillo, el castillo de Lambri.
El castillo es de la Edad Media, y en estos momentos está en ruinas, pero en su era de esplendor era muy bonito.
Está construido sobre una montaña de piedra, para que cuando viniesen sus enemigos, pudieran verlos venir y prevenirse, armar a su ejército e irse a esperarlos. En aquella época había batallas casi cada día así que la gente ya estaba acostumbrada.
El castillo en si, es grande, pero tiene como dos partes: la parte del castillo (la más grande) y la de un poco más abajo, que eran algunas casas. No os penséis que era un castillo de reyes y princesas, era el castillo de un noble. Este era tan rico e importante que tenía un ejército propio. Todos sus soldados vivían en su castillo con él, su mujer y sus dos hijos. El mayor era el que sería el heredero de la fortuna de su padre y al pequeño lo enviarían a un colegio de monjes.
No era muy grande, así que los soldados tenían que dormir en las cuadras con los caballos o estar de vigilancia toda la noche. El noble, el señor de Lambri, tenía también unos campesinos que vivían alrededor del castillo (en las casitas que he dicho antes) con sus familias y trabajaban para él. De ellos sacaba la comida, pagándoles muy poco. Les cedía sus tierras y ellos las conreaban, tanto para su señor como para ellos. Por la época en la que estaban el señor de Lambri era muy bueno.
Ahora están todas derruidas y solo queda su estructura, las paredes de fuera. El castillo en cambio, por dentro aun conserva algunas de las paredes principales que con los años han sido arregladas varias veces. En la parte trasera del castillo, hay un acantilado, eso hacía que por ese lado ya no hiciera falta vigilar.
Para llegar al castillo hay un camino, al cual puedes acceder con el coche, pero antes nos se podía acceder fácilmente, cosa que lo hacía más seguro. Se tenía que subir por un caminito de la montaña, estrecho y rocoso, después al llegar delante del castillo tenías que acceder a la muralla. De la muralla ya no se conserva ninguna parte. Se ve que en una de las batallas un rey que quería las tierras y las riquezas del noble la tiró al suelo entrando en el castillo y robando todo lo que tenía. Le perdonó la vida, a él y a su familia, pero se llevó a su hijo pequeño, para que se casara con su hija. El noble y su mujer no volvieron a verle más. Por esto el castillo está derruido, porque al no tener nada no pudo reconstruirlo. Y tanto él como su familia se fueron a vivir en una cabaña que tenían en el bosque, o eso dice la historia. El castillo se quedó tal y como lo dejó el señor Lambi y ahora forma parte del patrimonio catalán.
Por esto en lo alto de la torre del castillo hay una bandera catalana. Al pasar los años y existir la comunicaciones en la montaña hay pilares para la electricidad.
Este castillo se puede visitar y aunque está un poco degradado es bonito de ver. Puedes subir hasta la torre, ya que la escalera aun aguanta y la han reformado. Y desde ahí hay una vista magnífica.


MARTA OLIVA ALBERT

El silencio de la noche...

El silencio de la noche se rompió con el seco sonido de un disparo. Yo estaba durmiendo y salté de la cama de un salto, comencé a gritar como un desesperado, me fui corriendo hasta la cocina y vi todo el charco de sangre junto al cadáver de mi perro Gimbo, comencé a mirar por los lados si había algún rastro del asesino, pero no vi a nadie y salí a fuera y me encontré un matorral de pelos de color negro, yo me asusté porque pensaba que esos pelos eran de un lobo, y me fu corriendo a casa a llamar a la policía y a una ambulancia. Primero llegó la policía, examinaron el cadáver de mi perro y después me interrogaron a mi, yo estaba muy nervioso y triste. Uno de los policías encontró unas manchas de sangre a mi habitación y el jefe de policías sospecho tanto de mi que me arresto provisionalmente hasta que se terminara la investigación mientras que a Gimbo se lo llevaron al centro de cadáveres de animales.
Yo estaba en la cárcel mirando el cielo, ese día había luna nueva, y de repente me empezó a doler la barriga i la cabeza. Estaba notando cambios en mi cuerpo, me mire los brazos y vi que tenia mas pelo de lo a menudo, sentía que los dientes me crecían junto con las orejas. Me mire al espejo i vi que todo mi rostro había cambiado por un hombre lobo. Yo grite como un desesperado rompí los barrotes y me fui al bosque a buscar refugio, por supuesto que todo el cuerpo policial, los cazadores furtivos... me estaban buscando para matarme, toda la noche escondiéndome de la muerte hasta que llege a un laboratorio, entre y el científico que había allí se aterrorizo, pero yo le explique que me pasaba, el me entendió y me acepto ayudarme. Me hizo una pruebas para ver come estaba y al final me dio unas pastillas y al cabo de diez segundos volví a ser un humano corriente, yo me fui corriendo a buscar los que me estaban buscando y les explique todo ellos lo entendieron, pero siempre hay una persona que lo echa todo a la mierda, y me disparo entre ceja y ceja y caí en seco.

Pau Maza

El silencio de la noche...

El silencio de la noche se rompió con un seco sonido de un disparo, sobrecogida , me pongo de pie de un salto, empiezo a mirar para todos los lados y estoy tan aterrorizada que me quedo congelada como una estatua, no se del cierto que ha sido ese estruendo o no lo quiero saber, pero lo que sí sé es que estaba muy cerca de mi casa.
Cuando recupero todos mis sentidos, caudalosamente, me dirijo hacia la ventana y allí entre la oscuridad de la calle puedo distinguir una silueta negra que avanza lentamente hacia mi ventana, mis temores vuelven tan deprisa como se han ido, cierro corriendo la luz del comedor y es entonces cuando el mismo ruido penetra en el cristal de mi ventana, no se que hacer, cojo el teléfono y llamo a mis padres pero comunica, llamo a la policía pero en ese mismo instante alguien me ha cortado la linea, ese hombre abre mi ventana y entra en la casa, quiero escapar pero es demasiado tarde, él me arrincona en una esquina, quiero chillar para que los vecinos me oigan y vengan hacia mi, pero es como una de esas pesadillas en el que el terror te come la voz y solo me sale un simple gemido.
Lo último que recuerdo es que me dio un fuerte golpe en la cabeza, supongo que fue con la misma arma en con que produjeron esos tiros.
Ahora me encuentro en una habitación húmeda, y oscura, pero un débil rayo de luz me deja mirar mas o menos donde me encuentro, pero estoy completamente desorientada y aturdida, oigo unos pasos muy fuertes por lo que me imagino que será un hombre grande y corpulento, hago ver que todavía estoy inconsciente por el golpe; se queda un instante observándome y después se va.
Conmovida todavía por el chichón de la cabeza me levanto y observo la sala y veo una pequeña ranura, doy una patada, se rompe y me encuentro en el exterior, salto más o menos unos tres metros y mis tobillos no soportan el fuerte golpe del suelo y me quedo unos segundos tumbada, pero me reincorporo rápidamente y empiezo a correr, no se para donde voy pero lo que tengo claro que no me separaré de las multitudes, cuando realmente pienso aliviada que mi pesadilla se ha terminado, un seco sonido de un disparo me toca la nuca y caigo desplomada en el suelo.
Andrea Barbeta Burgos

Joel

En una caliente noche de invierno en la que ni los murciélagos hicieron acto de presencia, estaba yo parado en la farola observando a las dos bellas mujeres que pasaban por delante de mis pequeños ojos, comparados con los ojos de mi amigo Paolo del que se dice que le basta con un solo ojo para ver. A mi izquierda me parece, digo que me parece porque en verdad no lo pude ver bien por culpa de Paco que siempre se está en el medio cuando menos le necesitas, había una pareja que no se si se estaban enrollando o se estaban discutiendo por el idioma no parecían de aquí pero quien sabe, hay algunos que pegan unos berridos por cualquier cosa que asustan. Vamos a lo interesante. Cuando por fin mi vista no enfocaba el gran regalo con el que me obsequió Dios con esas dos mujeres, que por cierto, nunca diré que me fui con mal sabor de boca, vi como un matrimonio dialogaban con Paco, me pareció raro que Paco conversase con unas personas que deberían tener unos cuantos años más que el pero no me dio tiempo a preguntarle y la verdad es que tampoco me lo hubiese dicho, no era una persona de muchas palabras. Pasados unos pocos segundos deduje que no era una conversación entre amigos. De repente el silencio de la gran noche se rompió con el seco, para ellos, sonido de un disparo…

                                                                                    Joel “Chuck Norris” Gómez

El silencio de la noche se rompió en el seco sonido de un disparo

Me asomo a la ventana al despertar veo el jardín y recuerdo a Victoria cuando daba aquellos paseos en la brisa de la mañana. Al inclinarse para coger su ramo diario de amapolas se le veía todo su escote moreno y juvenil, que tanto amaba. Al terminar las olía con deleite y se sentaba a la mesa que había al lado de la fuente, cruzaba sus piernas largas y empezaba a leer con atención su libro el PLACER DE AMAR, mientras esperaba que mi compañera le llevase el desayuno.

-          Aquí tienes señora, chocolate caliente con galletas, las trajo su padre de su último viaje a Madrid.
-          Muchas gracias, Irene se puede retirar. Esa era su primera frase del día.

Entonces empezaba a saborear el excitante gusto de aquel manjar. Mientras yo observaba, su piel bruna, sus manos tiernas que acariciaban el dorado color de su pelo con mucha naturalidad, sus ojos marrones atentos en la lectura los cuales expresaban todos sus sentimientos a quien los mirara.
Y que deciros de la paz que sentía cuando sus labios finos tocaban con suavidad en mi mejilla de piel curtida.

Si estaba enamorada de Victoria o  mas bien las dos estamos completamente enamoradas, nos amábamos pero el destino no quiso que fuéramos felices, porque nuestro amor y afecto estaba compartido con su marido, un hombre poderoso y  muy posesivo. Pero todo esto queda en el pasado, en el presente su rostro ya no esta,  solo me queda sus recuerdos y su alma que aun que parezca extraño esta en mi en todo momento y eso me anima. A veces la escucho cantar en el baño esa canción que decía “Yo me voy y tu te quedas aquí”… cuando oigo su voz mis ojos azul- verde  se me llenan de dulces gotas saladas que me van resbalando hasta caer en mi pañuelo de flores donde al instante desaparecen pero se que están allí, aunque son invisibles
Nuestras historia fue una historia, de amor imposible pero eterno como la de Romero i Julieta, una amor entre dos mujeres, una señora  de clase alta y una simple sirvienta. Que termino por temor.
Jamás  olvidaré nuestra primera vez  que sentimos el calor mutuamente en aquella habitación y nuestra ultima vez la del once de enero de 1890, un día de invierno tranquilo  donde los tejados y las fachadas de las casas estaban llenas de blanca nieve cuando el silencio de la noche se rompió en el seco sonido de un disparo.

El silencio de la noche se rompió con el sonido de un disparo

El silencio de la noche se rompió con el sonido de un disparo. Esta era la única realidad que sabían los demás. Los que pensaban que sabían toda la realidad, los que te miraban diferente mientras por dentro se decían “pobrecito”, los que pensaban que a mi amor solo la atracaron y la mataron y yo no lo vi con mis propios ojos, los que hacían ver que siempre te habían hablado y hacía años que no te hablaban y de golpe te empezaron a hablar por lástima, los que se engañaban a ellos mismos. En realidad miento un poco porque también sabían que había perdido el amor de mi vida y que jamás, jamás! la volvería a ver, aunque yo me engañaba diciéndome que algún día la volvería a ver y le podría decir todo aquello que jamás le pude decir y la podría volver a acariciar y besar.
Pero ya es hora de contar la verdad y de desmentir los demás. Solo os la contaré a vosotros y a nadie más, porque, si no, todavía me mirarían con más lástima y lo odiaría muchísimo.
Veréis, era una noche de invierno de enero, fría muy fría. Yo quedé con mi chica a las diez de la noche para ir a cenar a un restaurante italiano. Faltaba tan solo una semana para casarme con ella, aunque ya llevábamos nueve fantásticos años, desde que éramos unos niños, o mas bien dicho, unos adolescentes, viviendo el mejor amor y el único de nuestra vida. Yo la esperaba en el portal del restaurante, estuve un rato esperándola como siempre mientras miraba el reloj y me desesperaba por besarla. Al final llegó preciosa como siempre y corriendo. Al llegar respiró un poco con su flato y me cogió de la cara, me beso con pasión y se disculpó por su retraso. Aquella cena jamás la olvidaré. Todo el tiempo ella me decía con sus ojos brillantes que me quería. Hicimos planes para el verano, como irnos de crucero, luego hablamos de nuestra futura casa y de los hijos que queríamos tener. Más tarde salimos a dar un paseo por al ciudad. Estaba silenciosa. Tan solo de vez en cuando, cuando pasábamos por delante de un bar, escuchábamos música y ruido.
Entramos en una discoteca donde habíamos quedado con nuestros amigos, estuvimos bailando y bebiendo hasta las siete de la mañana. Al salir me ofrecí para acompañarla a casa. Ella no quería, pero la acabe acompañado y jamás me arrepentiré de haberlo hecho. Fuimos paseando con lentitud, el silencio inundaba las calles, tan solo se sentía nuestra voz y nuestras palabras, nos pusimos por un callejón oscuro. Entonces de golpe un chico más o menos de nuestra edad, alto y con buenos músculos, nos tiró hacia la pared. Mi niña se giró y pensó que era una broma: “Oye no hagas estas bromas, que son bromas muy bruscas muchacho!”. Y el por respuesta la pegó, cosa que le hico ver que no era una broma. Yo salté y le di un golpe como el que jamás había dado y nunca más daré. Aun me pregunto de donde saqué tantas fuerzas. Entonces el me volvió a dar, me cogió de los pelos y me dijo que le diera todo lo que llevara encima. Aunque yo no era un chico de dinero le dí mi reloj, mis collares, escondí el anillo en mi chaqueta (por esto ahora mismo lo tengo en mis manos), mis collares de plata y oro que siempre llevaba encima, y 50 euros que me habían sobrado. Pensé que con todo aquello tendría suficiente para compararse sus drogas, o que se yo. Pero no fue así, porque quería más. Y por mucho que yo le dijera que ya no tenia nada mas, el no me creía. Entonces  sacó una arma y intentó disparar a la única chica que amaba. Yo le detuve poniéndome delante de manera que me dio en la pierna. Me empezó a salir mucha sangre. Ella se agachó y sacó un pañuelo para intentar parar la sangre. Y el la empezó a chillar: ”No te muevas!”. Ella se giró, lo miro con sus ojos brillante apunto de llorar y le dijo que era un fracasado. Fue el momento en que me di cuenta de que me amaba de verdad. Sabía que arriesgaba su vida diciendo aquello. Y entonces, si. El silencio de la noche se rompió con el sonido de un disparo.
El se fue corriendo y yo me quede allí abrazándola, besándola, llorando, mientras le decía que la amaba y que era la única chica que había amado y que amaré. Mas tarde llego la gente, las ambulancias, los policías…
Aquella noche me nacieron dos deseos en mi corazón: matar aquel desgraciado y volver a ver      la mujer de mis sueños.

Dora Sagristà Garcia

EL SILENCIO DE LA NOCHE SE ROMPIÓ:

Una noche de invierno, él estaba sentado en el banco de aquel parque de la avenida Röquemberg, justo debajo de donde vivía la señora Stuard.
Yo pasé por detrás suyo, sigilosamente para que no se diera cuenta. Pero él me conocía demasiado. –¿Cómo me has encontrado?- dijo él sin sorprender-se demasiado. -Sabía que te encontraría aquí- dije yo. Siempre que tenía algún problema o se peleaba con alguien venia al parque, se sentaba en el mismo banco y se ponía a pensar.
Edward era alto, con el pelo rizado y rubio. Tenía los ojos grandes y de color azul cielo. Era una persona amable, un chico en el que se podía confiar y muy honrado.
Por desgracia nos conocimos en el entierro de mi tía Katherine. Edward era amigo de mi tía, cuando era más pequeño la tía Katherine le cuidaba cada tarde.
Yo estaba triste por el fallecimiento de mi tía.
Cuando me quedé sola en el cementerio, Edward (me) puso la mano encima de mi hombro y me prometió que él cuidaría de mí, ya que soy huérfana de madre y de padre. Desde ese dieciséis de Octubre de mil ochocientos sesenta y cuatro no he dejado que nada ni nadie me hunda. 
Él no tuvo una vida fácil, ni tampoco yo. Supongo que eso es lo que hace que tengamos esta amistad.
Edward me confesó que estaba enamorado de una chica de Nueva York. Yo me quedé sin palabras, llevaba media vida enamorada de él. Los dos, sin querer, nos quedamos mudos, como unos dos minutos sin dirigirnos la palabra mutuamente. 
El silencio de la noche se rompió por un triste suspiro de desamor. Sin querer dejé caer una lágrima por mis mejillas enrojecidas por el frio viento que corría por el viejo parque de la avenida Röquemberg.
Edward me explicó que la conoció en la universidad de Oxford, cuando estudiaba derecho. Por suerte o por desgracia iban en la misma clase, y en las mismas asignaturas.
Edward se lo confesó. Su amor parecía que le era correspondido. Pero la distancia era su mayor temor.








                                                                                                          Noemí Pérez