lunes, 13 de diciembre de 2010

HISTORIA DE AMOR

Un Paseo Por el Parque

Era una tarde de otoño. Estaba sentado en mi cama mirando por la ventana, miraba el edificio de enfrente. Ella vivía allí. Estaba sentada en su escritorio haciendo sus deberes. Cuando éramos pequeños éramos muy amigos, nuestras familias siempre salían juntas y muchos fines de semana íbamos de excursión. Pero al crecer nos fuimos separando. Aun recuerdo cuando hablábamos por la ventana. Su ventana está justo frente la mía. Cuando teníamos algún problema nos los contábamos por ahí, y si hacía falta íbamos uno a la casa del otro. Hasta que empezó a salir con Mateo. Mateo era el tipo duro del colegio, un chico, que supongo que era atractivo, porque a todas las chicas les gustaba. Siempre me fijaba en como la trataba, siempre gritando. Ella no se merecía eso.
La miraba cada tarde, des de mi cama, con la esperanza de que girara la cabeza y me saludará o abriera la ventana y me hablará.
Una tarde salí y me fui al parque. Mi lugar preferido. Un sitio tranquilo, para pensar, fuera de la civilización. Me llevé un libro y me senté en un banco, cerca del estanque. De pronto se oyó un grito. Dudé un poco pero decidí ir a ver que estaba pasando. Me acerqué sin hacer ruido, no sabía que me iba a encontrar. Fue entonces cuando lo vi. Era ella, estaba en el suelo y él la estaba cogiendo por el brazo. Estaba llorando. No me lo pensé, me lancé hacia él y lo separé de ella. Le dije que la dejara en paz y que no se le acercará más. Nos peleamos hasta que le conseguí tirar al suelo y con muy mala cara se fue. Al ver que se había ido me giré hacia Rosa y le ayudé a levantarse. Me dio las gracias muchas veces y mi respuesta fue, a todas ellas: no hay de qué!
Después de esa pelea, me sentía como un caballero que había ganado su trofeo, estaba un poco nervioso. Volvimos a casa hablando de nuestra infancia y de todas las aventuras pasadas. Nos hicimos buenos amigos, como antes. En una ocasión recordamos cuando hablamos por la ventana y lo volvimos a hacer. Cuando queríamos hablar lo hacíamos por ahí. Algunas tardes quedábamos para ir a pasear. Una tarde fuimos al parque. Y nos sentamos en el mismo banco des de donde oí aquella tarde su grito. Nos sentamos y hablamos, hasta que de pronto se me acercó y me besó. Mi corazón no podía resistir pensaba que me saldría del pecho. Se aceleró como nunca y mis sueños empezaron a tomar color delante de mí. Justo después le contesté:
- Te quiero!
Y ella me contestó con otro beso.

MARTA OLIVA ALBERT

1 comentario:

Teresa dijo...

Marta:
Aunque no sea especialmente original, es una historia bien redactada así que los errores más graves son faltas de ortografía (me parece que casi todas son de acentuación): "desde", "saludara", "qué estaba pasando" "qué me iba a encontrar", "¡Te quiero!", "LA ayudé a levantarse".