lunes, 21 de febrero de 2011

LA MEJOR NO CHE DE MI VIDA

Todo aquello era precioso. El sol iluminaba los pastos llenos de hierba fresca, acabada de brotar fruto de las lluvias primaverales. Las flores también asomaban la cabeza para ver aquella belleza tan ilimitada, flores de un montón de colores distintos. Nunca había podido imaginar que se podía apreciar todo aquello con dos simples bolitas como los ojos. Animalitos de todos los tamaños que había estudiado en clase de naturales con Asunción se paseaban por el prado y por los bosques sin ningún miedo, como si yo no estuviera allá observándolos. El cielo estaba medio cubierto por unas nubes finísimas que dibujaban distintas formas que ni tan sólo podían parar aquellos enérgicos rayos de sol. Un chico con el pelo rizado y oscuro, del mismo color que veía yo siempre con mis ojos, se acercaba por la ladera de la montaña cubierta de una finísima capa de nieve en la cima. Tenía una sonrisa preciosa y me miraba con los ojos brillantes, llenos de alegría y de esperanza. Cuando llegó a mi lado dijo mi nombre, y entonces, al oír su voz supe quién era. Marcos, el chico del que siempre había estado enamorada, aparecía allá en medio del nada dándome la mano y besándome en los labios con una pasión que yo nunca antes había experimentado. Tantas sensaciones a la vez eran demasiado para mí. Estaba completamente feliz, cómo flotando en una nube de deseos que se habían hecho realidad. Sí, todo era perfecto. No, no podía ni quería pedir más, pero aquel pitido que destrozaba mis orejas cada mañana volvió a sonar fuerte y agudo como siempre, como si fuera una día normal como todos los otros. Era eso lo que era. Un día normal como todos los otros

CLÀUDIA BOCHACA SABARICH

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena, y muy bueno lo del pitido, pero tranquila para mi es peor me tocar despertarme con los chillidos de los padres jaja xd

Clàudia Bochaca Sabarich dijo...

te acompaño en el sentimiento Dora! ajajaj a mi con el chillido de mi madre tambien..:S jojojoj

Teresa dijo...

¡Muy bonito el sueño, lástima del pitido!. ¿No te parece que a menudo la realidad (el pitido) forma parte de lo soñado hasta que se acaba sobreponiendo al sueño? (Quiero decir que podría ser una buena idea intentar expresar por escrito esta confusión entre lo real y lo soñado que se desvela paulatinamente)