domingo, 20 de febrero de 2011

LA MEJOR NOCHE DE MI VIDA

Esa noche fue sin duda la mejor de mi vida. Parece mentira que yo considere la mejor noche de mi vida terminar con el vestido más bonito del mundo, que me compré especialmente para esta ocasión y que me costó días y días convencer a mi madre para que me lo pagase, lleno de barro i medio roto, para tirar-lo derecho a la basura. Y por no hablar de la bronca que tuve al llegar casa por volver a mi casa tres horas más tarde de lo que mis padres me permitían. Y encima, mi madre, al ver que llegaba despeinada y con el vestido medio roto y lleno de barro me aumento el castigo dos semanas más.

Pero eso no me importaba en absoluto. Lo mejor de todo es que había pasado toda la noche con él. Habíamos hablado toda la noche, nos habíamos reído, habíamos tomado algo en un pub, nos habíamos escondido en un parque para escapar del camarero del bar de donde nos habíamos escapado haciendo un "simpa", eso explica el vestido manchado de barro, y nos habíamos besado. Me lo pasé genial a su lado y me atreví a hacer cosas que nunca antes me vi capaz de hacer.

Por eso el castigo que me impusieron mis padres al llegar a casa no pudo quitarme la sonrisa que tenía dibujada en mi cara. Esa noche había vivido la mejor noche de mi vida y ningún castigo lo podía cambiar.



Judith Colom

1 comentario:

Teresa dijo...

Judith, como los errores son faltas de ortografía, te marco donde hay un error (está entre comillas) para que lo corrijas y vuelvas a entregarme la redacción corregida.También tienes que evitar las expresiones demasiado coloquiales "bronca", "derecho a la basura".

Esa noche fue sin duda la mejor de mi vida. Parece mentira que yo considere la mejor noche de mi vida terminar con el vestido más bonito del mundo, que me compré especialmente para esta ocasión y que me costó días y días convencer a mi madre para que me lo pagase, lleno de barro "i" medio roto, para "tirar-lo" derecho a la basura. Y por no hablar de la bronca que tuve al llegar casa por volver a mi casa tres horas más tarde de lo que mis padres me permitían. Y encima, mi madre, al ver que llegaba despeinada y con el vestido medio roto y lleno de barro me aumento el castigo dos semanas más.

Pero eso no me importaba en absoluto. Lo mejor de todo es que había pasado toda la noche con él. Habíamos hablado toda la noche, nos habíamos reído, habíamos tomado algo en un pub, nos habíamos escondido en un parque para escapar del camarero del bar de donde nos habíamos escapado haciendo un "simpa", eso explica el vestido manchado de barro, y nos habíamos besado. Me lo pasé genial a su lado y me atreví a hacer cosas que nunca antes me vi capaz de hacer.

Por eso el castigo que me impusieron mis padres al llegar a casa no pudo quitarme la sonrisa que tenía dibujada en mi cara. Esa noche había vivido la mejor noche de mi vida y ningún castigo lo podía cambiar.