Al pasar por aquellos bellos valles
Y sentir el corriente del río Rin,
Me acordé de las olas de los mares
Que me acompañaron desde chiquitín.
Sentía esa libertad tan cerca
Y tenía tantas ganas de huir,
que no se me ocurrió cosa mas vana
que cerrar los ojos e intentar morir.
El aire frío del acantilado
recorrió todo mi cuerpo latente.
¡Ay que corazón tan enamorado!
Y cuando por allí pasó un mercante
recordé mi viejo barco preciado
y el honrado pirata andante.
Y sentir el corriente del río Rin,
Me acordé de las olas de los mares
Que me acompañaron desde chiquitín.
Sentía esa libertad tan cerca
Y tenía tantas ganas de huir,
que no se me ocurrió cosa mas vana
que cerrar los ojos e intentar morir.
El aire frío del acantilado
recorrió todo mi cuerpo latente.
¡Ay que corazón tan enamorado!
Y cuando por allí pasó un mercante
recordé mi viejo barco preciado
y el honrado pirata andante.
1 comentario:
¡Un buen resultado para un gran esfuerzo! ¡Felicidades!
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