lunes, 25 de octubre de 2010

Quería dejar de soñar (sonaron todas las alarmas de la ciudad)

Primera alarma; (1:33 de la noche) La historia solo hacía que empezar. La joyería de mi barrio empezó a emitir su típica alarma que cada año oíamos. No era ni mucho menos inusual. Los ladrones de pacotilla intentaban asaltarla, nunca lo conseguían ; obviamente. Solo los pobres ignorantes lo intentaban, pues la joyería tenía más de tres cámaras en cada esquina, un guardia de seguridad y un detector de movimiento. Me levanté de la cama y fui a observar, nada ocurría, no había nadie en la calle. Ni el guardia. Ni ladrones. Me volví a la cama.

Segunda alarma; (2:35 de la noche) Sonó en la tienda de ropa. ¿Me estaba volviendo loco? La alarma de la joyería no paraba y cada vez más fuerte, y no era suficiente que empezó otra, los ladrones se habían puesto de acuerdo? Me levanté de nuevo, fui al balcón y miré hacia la tienda de ropa, nadie había allí. ¿Tenía que llamar a la policía? Hubiera sido bueno opción, pero decidí volver a la cama y ponerme tapones, las alarmas eran muy molestas.

Tercera alarma; (3:40 de la noche) Era una especie de broma surrealista? ¿Era todo un sueño? Me pellizqué y me dolió, no era un sueño.
- ¿Madre lo oyes? ¡Madre! ¿Estáis despiertos? ¿Dónde estáis? ¿Podéis oírme? ¡Qué alguien conteste por favor!
Me dirigí al balcón, nadie se veía.

Todas las alarmas; (3:43 de la noche). No se veía a nadie en el balcón. Yo gritaba y gritaba, pero las alarmas ganaban a mi voz. Era inútil. Bajé las escaleras y salí a la calle. Todo estaba cerrado, ni rastro de ninguna persona o animal.
- ¡Por favor! ¿Dónde estáis? ¿Por qué me hacéis esto?
Me calmé, mi voz interior quería seguir la lógica. Pero no tenía. Nada de eso tenía lógica. ¿Me iba a morir? No, o eso creía; o me gustaba creer. Volví a subir al edificio, allí estaría seguro. Nadie me oiría. ¿Cómo me iban a oír? Las alarmas retumbaban en mi cabeza. Cada vez sonaban más y más fuertes. ¿Qué me pasaba? Encendí el televisor, estaba en negro. Estaba maldito, ese iba a ser mi fin. Estaba muy asustado, cuando oí algo del televisor. No podía oír que era. De golpe las alarmas empezaron a cesar, esa voz tan familiar se oía cada vez más claramente. Aquella voz era de mi madre. Aquella voz me estaba gritando.
- ¿Qué te pasa Max?
Me desperté. Todo había sido un sueño. Gracias a Dios.
- ¡Mamá! ¡Nunca vuelvas a desaparecer!
- ¿Por qué hijo? Mamá siempre estará aquí. Ahora duérmete.
Nunca lo había pasado tan mal. Fue mi peor pesadilla. Estaba muy agotado. No tardé mucho en dormirme.


5:32 de la noche, me desperté. No podía dormir. Me levanté i fui a observar el balcón. Todo tranquilo, demasiado tranquilo. La alarma de la joyería empezó a sonar, no había guardia de seguridad.

2 comentarios:

David López dijo...

hay una i, perdón, es y.

Teresa dijo...

Te ha quedado una redacción original y bien redactada exceptuando, quizá la tendencia a repetir alguna palabra como en "oí" y "oir" el televisor, o, en "aquella voz"(de tu madre). Al emplearlas muy seguidas suena mal (cacofonía).
Por lo demás, muy buena redacción.
Por cierto, que la idea de los comentarios era que los usarais con los textos de los compañeros, no con los propios.