domingo, 12 de octubre de 2008

Laia Augé

Estábamos en casa de Lucía, todas cinco, Marina, Berta, Claudia y yo. Aquella noche nos quedábamos todas a dormir en su casa y habíamos quedado en que jugaríamos un poco antes de sentarnos en el sofá para ver una película mientras comíamos palomitas. La madre de Lucía cocino para nosotras unos deliciosos macarrones, con los que rápidamente se nos lleno el estomago dejando paso directamente al postre, o bien un helado o algo de fruta. Después de ayudar a Carmen la madre de Lucía a desparar la mesa, fuimos directas al sofá donde ya estaba preparada la película y las palomitas se oían petar en el microondas, lo cual significaba que en breves llegarían al salón de la mano de Lucía que espero en la cocina a que se terminaran de hacer. Estábamos impacientes por ver la película que, entre todas escogimos. Y en cuando Lucía llego al sofá le di al 'play', la película era de miedo y no habíamos empezado a verla que ya estábamos asustadas y empezábamos a oír ruidos por todas partes. Minutos después de empezar la película, decidimos por una mayoría absoluta aparcar la película para ponernos a charlar sobre nuestras cosas. Fue una noche de muchos secretos, más cotilleos aun y una variedad de temas amplísima, una noche con pocas horas de sueño y con muchas risas y buena compañía. Los chicos siempre presentes, los cotilleos y rumores en boca de todos, comentando como siempre la versión que nos habían explicado a nosotras sin corroborar si era cierto o no. Fue una noche de confesiones, pero aun así, seguíamos oyendo ruidos por toda la casa. La casa era vieja, y los bígamos eran de madera antigua, eso significaba que en cuanto el viento soplara un poco, la casa empezaría hacer unos ruidos que Lucía insistía en que eran normales en noches como esa, de tormenta eléctrica con lluvia y un viento capaz de levantar un techo de uralita. Estaban asustada pero siempre recurrían a; la casa es vieja, es normal, no pasa nada. Pero lo cierto era que aun así seguían teniendo miedo. La tormenta eléctrica fue a más, con unos truenos que realmente asustaban a cualquiera y unos relámpagos que conseguían iluminar toda la sala en donde estábamos. Bajamos rápido las persianas que por descuido nuestro habían quedado arriba del todo. Una vez las persianas estaban a bajo los relámpagos ni se notaban aun así los truenos era inevitable no oírlos. Y de repente, hubo un momento de tranquilidad y de repente oímos un disparo. Todas nos asustamos aun mas, y decidimos permanecer unidas y no decir ni media palabra. La madre de Lucía o no se había enterado porque estaba ya durmiendo o en quistión de segundos se presentaría aquí para ver que todas estemos bien. Carmen parecía dormir plácidamente y nosotras no nos atrevíamos a dar ni un pasó ni soltar un simple suspiro. Fuimos hacia el piso de arriba para comprobar que Carmen estuviera bien, y en efecto dormía plácidamente sin enterarse de la a fuera se armo con la tormenta. Decidimos ir a investigar con una linterna y tapadas con mantas a causa del frio que hacia gracias a la tormenta. Fuimos hasta el garaje y sacamos las seis cabezas por una amplia ventana y vimos que en el medio de la carretera se encontraba un perro viejo. Un perro que desde hacia unos días atrás vagabundeaba por el pueblo sin dueño aparente, muy juguetón siempre con todo el mundo, dócil y muy cariñoso. En ver el perro tirado como un enser viejo nos escandalizamos, y gritamos lo mas alto que pudimos, y de lejos vimos a un hombre que corría alejándose del pobre perro que había matado. Carmen se despertó a consecuencia del un grito multiplicado por seis y bajo corriendo las escaleras mientras se intentaba poner la bata. Asustada llego hasta nosotras y nos pregunto que es lo que había sucedido, se lo explicamos y se entristeció, tenia la intención de adoptar ese perro porque a Lucía le había encantado, pero esto Lucía nunca lo llego a saber. Del tipo que nos quito el sueño aquella noche con el sonido de un tiro a un perro indefenso, no sabemos nada, y no tenemos ninguna pista más que era un varón blanco con una escopeta de cazar y una silueta negra huyendo.

1 comentario:

Teresa dijo...

Laia:
A mí no me parece tan chorra y me daría por muy satisfecha si durante todo el curso me presentas estas redacciones.
Eso no quiere decir que no se puedan mejorar. Tienes muchas faltas de ortografía y algunas aparecerían con que pasases el corrector (acentuación en cocinó, llenó; catalanismos como desparar cuando debería ser recoger,...).
La puntuación también debería mejorarse porque faltan puntos seguidos en varios sitios
También me han llamado mucho la atención los "bigamos" (hombres que tienen dos mujeres)que eran de madera (igual querías decir las vigas).
En la oración"La madre de Lucía o no se había enterado porque estaba ya durmiendo o en quistión de segundos se presentaría aquí para ver que todas estemos bien"hay una falta como "cuestión" y un error de concordancia de los tiempos verbales pues en vez de "estemos" deberías emplear "estuviésemos" o "estuviéramos" porque estás hablando en pasado.