lunes, 2 de febrero de 2009

VISIONES DEL BILLAR

LA FINAL DE BILLAR

VISIÓN DEL TIRADOR:
Tenía toda la presión sobre mí. Estaba a punto para lanzar el tiro que me reivindicaría como campeón del Gran Concurso de Billar. Lo tenía hecho. Sólo faltaba que golpeara la pelota y que fuese recta hacia la última pelota y que la tocara para hacerla entrar. ¡Pero esa maldita mosca de “mi@*#a” tubo que aposentarse en medio de la trayectoria! ¡Lástima que no la espachurrase contra el tapete! Y por más recochineo, mi rival hizo una jugada maestra y me sacó mucha ventaja, cosa que finalmente le valió para después ganar el torneo.
¡Se tendría que volver a celebrar el enfrentamiento! No fue mi culpa que esa mosca tan pelotuda se pusiera allí. ¡Hubiera ganado! Creo que fue una injusticia no poder repetir el tiro.

VISIÓN DE LA MOSCA:
Yo iba volando por en medio de un lugar con muchas luces, entre humanos muy grandes, cuando vi una cosa verde con cuatro cosas redondas. Me acerqué a una y esta me atacó. ¡Suerte tuve de salir viva de allí! Después de estar aturdida unos momentos, vi que me la había tirado un infeliz con un mostacho. El muy desgraciado cuando me vio, intentó darme golpes con un palo e intentó machacarme con sus manos. Después todos los otros intentaron darme manotazos también. No volveré jamás a un lugar como ese ¡Están todos locos!

VISIÓN DE EL COMENTARISTA:
Aquel día, estaba yo comentando el emocionantísimo encuentro entre el vigente campeón y el aspirante al título. Se respiraba la tensión en el ambiente. Preveíamos que sería la tirada de la victoria para el campeón. Era un jugada muy fácil, de esas que hasta un principiante la haría, pero, en contra de todos los pronósticos, ¡Falló! Todos nos quedamos sorprendidos. Nadie se lo creía. El mejor jugador del estado había fallado esa tirada tan fácil. Después nos enteramos que una mosca había interferido la trayectoria de la pelota. Fue una situación realmente extraña y anecdótica.

Enric Guimó i Casemiro

1 comentario:

Teresa dijo...

Me gusta mucho,Enric.
Sólo veo alguna falta de ortografía, catalanismo (en vez de "por más" decimos "para más") o alguna construcción poco natural (por ejemplo en castellano es más natural decir "no ha sido culpa mía" que decir "no ha sido mi culpa")