lunes, 17 de noviembre de 2008

Sonaron todas las alarmas de la ciudad

Un día andando por la calle vi un hombre anciano que cruzaba la carretera. Al momento, un coche que iba a gran velocidad lo atropelló. Del coche, bajó un hombre desesperado que llamó a una ambulancia. Cuando la ambulancia llegó con gran ruido, el hombre quiso girarse, y, de repente, ¡sorpresa!, el coche había desaparecido.
El coche, que con las prisas el conductor no había frenado, siguió su camino por la rampa. Entonces se oyó un fuerte ruido al final de la rampa, y empezó a sonar la alarma de un coche.
Por el efecto dominó, el coche golpeado golpeó al de atrás y así sucesivamente. Cada coche que era golpeado activaba la alarma. En un momento todos los coches de la calle se alarmaron. El inmenso sonido hizo que un hombre nervioso saliera a toda prisa de una tienda, olvidándose de abrir la puerta y ¡crash!, puerta rota. Como era una tienda, la alarma de robo se activó, causando más alboroto. Un vecino, sorpresa, olvidó la olla en el fuego y, cuando se dio cuenta, ya ardía en llamas, así que alarma de incendios al canto. Los bomberos, debido al ruido, también salieron y como en toda la ciudad unos por culpa de otros seguían causando desastres. Más alarmas sonaban.
Cuando el gran alboroto cesó, el ayuntamiento multó al pobre hombre que atropelló al viejo con la multa por contaminación acústica más importante de la historia.

1 comentario:

Teresa dijo...

Gerard:
El efecto cómico de la acumulación de desastres y accidentes está bastante bien conseguido(con frases cortas que dan sensación de sucesión rápida de acontecimientos). En algún momento te relajas y empleas algún término demasiado coloquial como "al canto", debes evitarlo. En la penúltima oración hay una falta muy evidente de puntuación pues antes de "más" no debe ir punto seguido sino coma.
Aparte de estos detalles me parece una buena y divertida redacción que se sale delo que ha hecho la mayoría.